NO TODAS LAS CRIATURAS VIVIENTES FUERON CREADAS PARA SER ALIMENTO
EL JARDÍN DEL EDÉN: UNA DIETA BASADA EN PLANTAS
Esta verdad se vuelve evidente cuando examinamos el comienzo de la humanidad en el Jardín del Edén. Adán, el primer hombre, recibió la tarea de cuidar un jardín. ¿Qué tipo de jardín? El texto hebreo original no lo especifica, pero hay pruebas contundentes de que era un jardín de árboles frutales:
"Y el Señor Dios plantó un jardín en Edén, al oriente... Y de la tierra hizo crecer el Señor Dios todo árbol delicioso a la vista y bueno para comer" (Génesis 2:15).
También leemos sobre el papel de Adán al nombrar y cuidar a los animales, pero en ninguna parte de la Escritura se sugiere que los animales también eran —como los árboles— buenos para comer.
EL CONSUMO DE ANIMALES EN EL PLAN DE DIOS
Esto no significa que comer carne esté prohibido por Dios —si lo estuviera, habría una instrucción explícita en toda la Escritura—. Sin embargo, nos muestra que el consumo de carne no formaba parte de la dieta original de la humanidad.
La provisión inicial de Dios en la primera fase del hombre parece haber sido completamente basada en plantas, enfatizando las frutas y otras formas de vegetación.
LA DISTINCIÓN ENTRE ANIMALES LIMPIOS E INMUNDOS
INTRODUCIDA EN LA ÉPOCA DE NOÉ
Si bien Dios permitió eventualmente que los humanos mataran y comieran animales, estableció claras distinciones entre los animales aptos para el consumo y aquellos que no lo eran.
Esta distinción se insinúa por primera vez en las instrucciones dadas a Noé antes del diluvio:
"Toma contigo siete parejas de todo animal limpio, macho y su hembra, y una pareja de cada animal inmundo, macho y su hembra" (Génesis 7:2).
CONOCIMIENTO IMPLÍCITO DE LOS ANIMALES LIMPIOS
El hecho de que Dios no le explicara a Noé cómo distinguir entre animales limpios e inmundos sugiere que este conocimiento ya estaba arraigado en la humanidad, posiblemente desde la misma creación.
Este reconocimiento de los animales limpios e inmundos refleja un orden divino más amplio, donde ciertas criaturas fueron apartadas para propósitos específicos dentro del marco natural y espiritual.
EL SIGNIFICADO TEMPRANO DE LOS ANIMALES LIMPIOS
ASOCIADOS CON EL SACRIFICIO
Según lo relatado hasta este punto en Génesis, podemos suponer que, hasta el diluvio, la distinción entre animales limpios e inmundos estaba relacionada únicamente con su aceptación como sacrificios.
La ofrenda de Abel con los primogénitos de su rebaño destaca este principio. En el texto hebreo, la frase "primogénitos de su rebaño" (מִבְּכֹרוֹת צֹאנוֹ) usa la palabra "rebaño" (tzon, צֹאן), que típicamente se refiere a animales pequeños y domesticados como ovejas y cabras. Por lo tanto, es muy probable que Abel haya ofrecido un cordero o un cabrito de su rebaño (Génesis 4:3-5).
LOS SACRIFICIOS DE NOÉ CON ANIMALES LIMPIOS
De manera similar, cuando Noé salió del arca, edificó un altar y ofreció holocaustos al Señor usando animales limpios, los mismos que habían sido mencionados específicamente en las instrucciones previas al diluvio (Génesis 8:20; 7:2).
Este énfasis temprano en los animales limpios para el sacrificio establece la base para comprender su papel único en la adoración y la pureza del pacto.
Los términos hebreos utilizados para describir estas categorías —טָהוֹר tahor (limpio) y טָמֵא tamei (inmundo)— no son arbitrarios. Están profundamente conectados con los conceptos de santidad y separación para el Señor:
- טָמֵא (Tamei)
Significado: Inmundo, impuro.
Uso: Se refiere a impureza ritual, moral o física. Frecuentemente asociado con animales, objetos o acciones prohibidas para el consumo o la adoración.
Ejemplo: "Pero de estos no comeréis... son inmundos (tamei) para vosotros" (Levítico 11:4).* - טָהוֹר (Tahor)
Significado: Limpio, puro.
Uso: Se refiere a animales, objetos o personas aptos para el consumo, la adoración o las actividades rituales.
Ejemplo: "Debéis distinguir entre lo santo y lo común, y entre lo inmundo y lo limpio" (Levítico 10:10).*
Estos términos forman la base de las leyes dietéticas de Dios, que luego se detallan en Levítico 11 y Deuteronomio 14. En estos capítulos, Dios lista explícitamente los animales considerados limpios (aptos para el consumo) e inmundos (prohibidos para comer), asegurando que Su pueblo permanezca santo y apartado.
LAS ADVERTENCIAS DE DIOS CONTRA EL CONSUMO DE CARNES INMUNDAS
A lo largo del Tanaj (Antiguo Testamento), Dios reprendió repetidamente a Su pueblo por violar Sus leyes dietéticas. Varios pasajes condenan específicamente el consumo de animales inmundos, enfatizando que esta práctica era vista como una rebelión contra Sus mandamientos:
"Un pueblo que me provoca continuamente en mi propia cara... que come carne de cerdo y en cuyos vasos hay caldo de carne impura" (Isaías 65:3-4).
"Los que se consagran y purifican para ir a los huertos, siguiendo a uno de entre ellos que come carne de cerdo, ratas y otras cosas inmundas—todos perecerán junto con el que siguen— declara el Señor" (Isaías 66:17).
Estas reprensiones demuestran que comer carne inmunda no era simplemente un asunto dietético, sino un fracaso moral y espiritual. El acto de consumir tales alimentos estaba vinculado a la desobediencia contra las instrucciones de Dios. Al entregarse a prácticas explícitamente prohibidas, el pueblo demostraba una falta de respeto por la santidad y la obediencia.
JESÚS Y LAS CARNES INMUNDAS
Con la venida de Jesús, el surgimiento del cristianismo y los escritos del Nuevo Testamento, muchos han comenzado a preguntarse si a Dios ya no le importa la obediencia a Sus leyes, incluyendo las normas sobre alimentos inmundos. La realidad es que prácticamente todo el mundo cristiano come lo que quiere.
Sin embargo, no hay ninguna profecía en el Antiguo Testamento que indique que el Mesías cancelaría la ley sobre carnes inmundas, ni ninguna otra ley de Su Padre —como algunos argumentan—. Jesús obedeció claramente todas las ordenanzas del Padre, incluyendo este punto.
Si Jesús hubiera comido cerdo, del mismo modo que sabemos que comió pescado (Lucas 24:41-43) y cordero (Mateo 26:17-30), entonces tendríamos una enseñanza clara por su ejemplo. Pero sabemos que esto no ocurrió. No hay indicios de que Jesús y Sus discípulos ignoraran estas instrucciones dadas por Dios a través de los profetas.
ARGUMENTOS REFUTADOS
FALSO ARGUMENTO: “Jesús declaró limpios todos los alimentos”
LA VERDAD:
Marcos 7:1-23 se cita con frecuencia como prueba de que Jesús abolió las leyes dietéticas sobre carnes inmundas. Sin embargo, un examen cuidadoso del texto revela que esta interpretación no tiene fundamento. El versículo que se suele citar fuera de contexto dice:
"’Porque la comida no entra en su corazón, sino en su estómago, y luego es expulsada.’ (Con esto declaró limpios todos los alimentos)” (Marcos 7:19).
EL CONTEXTO: NO SE TRATA DE ALIMENTOS LIMPIOS O INMUNDOS
Primero y ante todo, el contexto de este pasaje no tiene nada que ver con la carne limpia o inmunda mencionada en Levítico 11. En su lugar, se centra en un debate entre Jesús y los fariseos sobre una tradición judía ajena a las leyes dietéticas.
Los fariseos y escribas notaron que los discípulos de Jesús no realizaban el lavado ceremonial de manos antes de comer, conocido en hebreo como netilat yadayim (נטילת ידיים). Este rito consiste en lavar las manos con una bendición y es una práctica tradicional observada hasta hoy dentro del judaísmo ortodoxo.
La preocupación de los fariseos no tenía nada que ver con las leyes dietéticas de Dios, sino con la adhesión a esta tradición creada por los hombres. Para ellos, la falta de observancia de este ritual equivalía a una impureza.
LA RESPUESTA DE JESÚS: LO QUE IMPORTA ES EL CORAZÓN
Jesús dedica gran parte de Marcos 7 a enseñar que lo que realmente contamina a una persona no son prácticas externas o tradiciones, sino la condición de su corazón. Él enfatiza que la impureza espiritual proviene de pensamientos y acciones pecaminosas, no de la omisión de rituales ceremoniales.
Cuando Jesús explica que la comida no contamina a una persona porque entra en el sistema digestivo y no en el corazón, Él no está hablando de las leyes dietéticas, sino de la tradición del lavado de manos. Su enfoque está en la pureza interna, más que en rituales externos.
UNA MIRADA MÁS DETALLADA A MARCOS 7:19
Marcos 7:19 a menudo se malinterpreta debido a una nota entre paréntesis añadida por los editores de la Biblia, que dice: "Con esto, declaró limpios todos los alimentos".
En el texto griego, la oración dice únicamente:
"οτι ουκ εισπορευεται αυτου εις την καρδιαν αλλ εις την κοιλιαν και εις τον αφεδρωνα εκπορευεται καθαριζον παντα τα βρωματα"
Su traducción literal es:
"Porque no entra en su corazón, sino en su vientre, y es expulsado al excusado, purificando todos los alimentos."
Leer: "es expulsado al excusado, purificando todos los alimentos", y traducirlo como: "Con esto, declaró limpios todos los alimentos", es una manipulación flagrante del texto, hecha para ajustarse a una agenda en contra de la Ley de Dios, promovida en seminarios y publicaciones bíblicas.
Lo que tiene más sentido es que toda la oración es una descripción de Jesús sobre el proceso digestivo en el lenguaje común de la época.
El sistema digestivo toma el alimento, extrae los nutrientes y componentes beneficiosos para el cuerpo —la parte limpia— y luego expulsa el resto como desecho.
La frase "purificando todos los alimentos" probablemente se refiere a este proceso natural de separar lo útil de lo descartable.
CONCLUSIÓN SOBRE ESTE FALSO ARGUMENTO
Marcos 7:1-23 no trata sobre la abolición de las leyes dietéticas de Dios, sino sobre el rechazo de tradiciones humanas que priorizan rituales externos sobre la condición del corazón. Jesús enseñó que la verdadera impureza proviene del interior, no de la falta de observancia de rituales ceremoniales.
La afirmación de que "Jesús declaró limpios todos los alimentos" es una mala interpretación del texto, basada en sesgos contra las leyes eternas de Dios. Al leer el contexto y el idioma original con atención, queda claro que Jesús respaldó las enseñanzas de la Torá y nunca anuló las leyes alimentarias dadas por Dios.
FALSO ARGUMENTO: “En una visión, Dios le dijo al apóstol Pedro que ahora podemos comer la carne de cualquier animal”
LA VERDAD:
Muchas personas citan la visión de Pedro en Hechos 10 como prueba de que Dios abolió las leyes dietéticas sobre animales inmundos. Sin embargo, un examen cuidadoso del contexto y el propósito de la visión revela que no tenía nada que ver con revocar las leyes alimentarias.
En cambio, la visión tenía la intención de enseñar a Pedro que los gentiles también podían ser aceptados dentro del pueblo de Dios, y no que las instrucciones dietéticas de Dios habían cambiado.
LA VISIÓN DE PEDRO Y SU PROPÓSITO
En Hechos 10, Pedro tiene una visión en la que un lienzo desciende del cielo, conteniendo toda clase de animales, tanto limpios como inmundos, acompañado de una orden de "mata y come". La respuesta inmediata de Pedro es clara:
"¡De ninguna manera, Señor! Nunca he comido nada impuro o inmundo" (Hechos 10:14).
Esta reacción es significativa por varias razones:
- La obediencia de Pedro a las leyes dietéticas
Esta visión ocurre después de la ascensión de Jesús y del derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés. Si Jesús hubiera abolido las leyes dietéticas durante Su ministerio, Pedro —uno de Sus discípulos más cercanos— lo habría sabido y no se habría opuesto tan enfáticamente.
El hecho de que Pedro rechace la orden de comer animales inmundos demuestra que él seguía observando las leyes dietéticas y no tenía conocimiento de que hubieran sido abolidas. - El verdadero mensaje de la visión
La visión se repite tres veces, resaltando su importancia, pero su verdadero significado se aclara pocos versículos después, cuando Pedro visita la casa de Cornelio, un gentil. Pedro mismo explica el significado de la visión:
“Dios me ha mostrado que no debo llamar impuro o inmundo a ningún hombre” (Hechos 10:28).La visión no trataba sobre comida en absoluto, sino que era un mensaje simbólico. Dios utilizó la imagen de animales limpios e inmundos para enseñar a Pedro que las barreras entre judíos y gentiles estaban siendo eliminadas y que los gentiles ahora podían ser aceptados en la comunidad del pacto de Dios.
INCONSISTENCIAS LÓGICAS DEL ARGUMENTO DE LA "LEY ABOLIDA"
Afirmar que la visión de Pedro abolió las leyes dietéticas ignora varios puntos fundamentales:
- La resistencia inicial de Pedro
Si las leyes dietéticas ya hubieran sido abolidas, la objeción de Pedro no tendría sentido. Sus palabras reflejan su continua adherencia a estas leyes, incluso después de años de seguir a Jesús. - No hay evidencia bíblica de abolición
En ninguna parte de Hechos 10 el texto declara explícitamente que las leyes dietéticas fueron abolidas.
El enfoque está completamente en la inclusión de los gentiles, no en una redefinición de los alimentos limpios e inmundos. - El simbolismo de la visión
El propósito de la visión queda claro en su aplicación. Cuando Pedro entiende que Dios no hace acepción de personas, sino que acepta a cualquiera que le teme y practica la justicia (Hechos 10:34-35), es evidente que la visión trataba sobre eliminar prejuicios, no sobre regulaciones dietéticas. - Contradicciones en la interpretación
Si la visión tratara sobre abolir las leyes dietéticas, contradiría el contexto más amplio de Hechos, donde los creyentes judíos —incluyendo a Pedro— seguían observando las instrucciones de la Torá.Además, si se interpretara literalmente, la visión perdería su poder simbólico, pues solo hablaría sobre prácticas alimentarias y no sobre la inclusión de los gentiles.
CONCLUSIÓN SOBRE ESTE FALSO ARGUMENTO
La visión de Pedro en Hechos 10 no trata sobre comida, sino sobre personas. Dios utilizó la imagen de animales limpios e inmundos para transmitir una verdad espiritual más profunda: el evangelio es para todas las naciones, y los gentiles ya no deben ser considerados impuros o excluidos del pueblo de Dios.
Interpretar esta visión como una revocación de las leyes dietéticas es malinterpretar tanto el contexto como el propósito del pasaje.
Las instrucciones alimentarias dadas por Dios en Levítico 11 permanecen inalteradas y nunca fueron el foco de esta visión. Las propias acciones y explicaciones de Pedro confirman esto.
El verdadero mensaje de la visión es eliminar barreras entre las personas, no alterar las leyes eternas de Dios.

FALSO ARGUMENTO: “El concilio de Jerusalén decidió que los gentiles podían comer cualquier cosa siempre que no estuviera estrangulada y con sangre”
LA VERDAD:
El Concilio de Jerusalén (Hechos 15) a menudo se interpreta incorrectamente para afirmar que los gentiles fueron autorizados a ignorar la mayoría de los mandamientos de Dios y solo seguir cuatro requisitos básicos. Sin embargo, un examen más detallado revela que este concilio no trataba sobre abolir las leyes de Dios para los gentiles, sino sobre facilitar su entrada inicial en las comunidades mesiánicas judías.
¿DE QUÉ SE TRATÓ EL CONCILIO DE JERUSALÉN?
La pregunta principal abordada en el concilio fue si los gentiles necesitaban comprometerse completamente con toda la Torá —incluyendo la circuncisión— antes de poder escuchar el evangelio y participar en las reuniones de las primeras congregaciones mesiánicas.
Durante siglos, la tradición judía sostenía que los gentiles debían volverse completamente observantes de la Torá para que un judío pudiera interactuar libremente con ellos. Esto incluía prácticas como la circuncisión, la observancia del sábado, las leyes dietéticas y otros mandamientos (véase Mateo 10:5-6; Juan 4:9; Hechos 10:28).
La decisión del concilio marcó un cambio, reconociendo que los gentiles podían comenzar su camino de fe sin necesidad de adoptar inmediatamente todas estas leyes.
CUATRO REQUISITOS INICIALES PARA LA ARMONÍA
El concilio concluyó que los gentiles podían asistir a las reuniones congregacionales tal como eran, siempre que evitaran las siguientes prácticas (Hechos 15:20):
- Comida contaminada por ídolos: Evitar el consumo de alimentos sacrificados a ídolos, ya que la idolatría era sumamente ofensiva para los creyentes judíos.
- Inmoralidad sexual: Abstenerse de pecados sexuales, comunes en las prácticas paganas.
- Carne de animales estrangulados: Evitar comer animales sacrificados de manera inadecuada, ya que esto retenía sangre, lo cual estaba prohibido en las leyes dietéticas de Dios.
- Sangre: No consumir sangre, una práctica prohibida en la Torá (Levítico 17:10-12).
Estos requisitos no eran un resumen de todas las leyes que los gentiles debían obedecer, sino un punto de partida para asegurar la paz y la unidad entre los creyentes judíos y gentiles en congregaciones mixtas.
LO QUE ESTA DECISIÓN NON SIGNIFICABA
Es absurdo afirmar que estos cuatro requisitos eran las únicas leyes que los gentiles debían obedecer para agradar a Dios y recibir la salvación.
- ¿Los gentiles eran libres para violar los Diez Mandamientos?
- ¿Podían adorar a otros dioses, tomar el nombre de Dios en vano, robar o asesinar? Por supuesto que no. Llegar a esa conclusión contradice completamente las Escrituras.
- Un punto de inicio, no un punto final:
- El concilio se centró en permitir la entrada de los gentiles a las comunidades mesiánicas, sin imponerles toda la Torá desde el principio. Se asumía que crecerían en conocimiento y obediencia con el tiempo.
HECHOS 15:21 PROPORCIONA CLARIDAD
La decisión del concilio se aclara en Hechos 15:21:
"Porque la ley de Moisés (la Torá) se predica en todas las ciudades desde tiempos antiguos y se lee en las sinagogas cada sábado."
Este versículo demuestra que los gentiles seguirían aprendiendo las leyes de Dios a medida que asistieran a la sinagoga y escucharan la Torá.
El concilio no abolió los mandamientos de Dios, sino que estableció un enfoque práctico para que los gentiles comenzaran su camino de fe sin abrumarlos desde el inicio.
CONTEXTO EN LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS
Jesús mismo enfatizó la importancia de los mandamientos de Dios. Por ejemplo, en Mateo 19:17 y Lucas 11:28, y en todo el Sermón del Monte (Mateo 5-7), Jesús afirmó la necesidad de seguir las leyes de Dios, tales como no cometer asesinato, no adulterar y amar al prójimo.
Estos principios eran fundamentales y los apóstoles nunca los habrían descartado.
CONCLUSIÓN SOBRE ESTE FALSO ARGUMENTO
El Concilio de Jerusalén no declaró que los gentiles podían comer cualquier cosa ni ignorar los mandamientos de Dios. Se abordó una cuestión específica: cómo los gentiles podían comenzar a participar en las congregaciones mesiánicas sin que se les exigiera adoptar de inmediato toda la Torá.
Los cuatro requisitos fueron medidas prácticas para promover la armonía en comunidades mixtas de judíos y gentiles.
La expectativa era clara: los gentiles crecerían en su conocimiento de las leyes de Dios con el tiempo, a través de la enseñanza de la Torá, que era leída cada sábado en la sinagoga.
Afirmar lo contrario tergiversa el propósito del concilio y contradice las enseñanzas generales de la Escritura.
FALSO ARGUMENTO: "El apóstol Pablo enseñó que Cristo canceló la necesidad de obedecer las leyes de Dios para la salvación"
LA VERDAD:
Muchos líderes cristianos —si no la mayoría— enseñan incorrectamente que el apóstol Pablo se opuso a la Ley de Dios e instruyó a los gentiles a ignorar Sus mandamientos. Algunos incluso sugieren que obedecer las leyes de Dios podría poner en peligro la salvación. Esta interpretación ha causado una gran confusión teológica.
Los estudiosos que rechazan esta perspectiva han intentado resolver las controversias en torno a los escritos de Pablo, argumentando que sus enseñanzas han sido malinterpretadas o sacadas de contexto en lo que respecta a la Ley y la salvación.
Sin embargo, nuestro ministerio sostiene una posición diferente.
POR QUÉ EXPLICAR A PABLO ES EL ENFOQUE EQUIVOCADO
Creemos que es innecesario —e incluso ofensivo para el Señor— hacer grandes esfuerzos para explicar la postura de Pablo sobre la Ley.
Al hacerlo, se eleva a Pablo, un ser humano, a un estatus igual o superior al de los profetas de Dios, e incluso al mismo Jesús.
En lugar de tratar de reconciliar las palabras de Pablo con la Ley de Dios, el enfoque correcto es examinar las Escrituras previas a Pablo y preguntarnos:
¿Predijeron o respaldaron las Escrituras la idea de que alguien vendría después de Jesús para enseñar un mensaje que anularía las leyes de Dios?
Si tal profecía existiera, entonces tendríamos razones para aceptar las enseñanzas de Pablo sobre este asunto como legítimas. En ese caso, haríamos bien en esforzarnos por comprenderlas y aplicarlas.
LA AUSENCIA DE PROFECÍAS SOBRE PABLO
La realidad es que no hay ninguna profecía en las Escrituras que mencione a Pablo —o a cualquier otra persona— trayendo un mensaje que cancele las leyes de Dios.
Los únicos individuos claramente profetizados en el Antiguo Testamento y que aparecen en el Nuevo Testamento son:
- Juan el Bautista: Su papel como precursor del Mesías fue predicho y confirmado por Jesús (Isaías 40:3, Malaquías 4:5-6, Mateo 11:14).
- Judas Iscariote: Referencias indirectas en pasajes como Salmos 41:9 y Salmos 69:25.
- José de Arimatea: Isaías 53:9 hace una alusión indirecta a él como aquel que proporcionaría la sepultura de Jesús.
Fuera de estas figuras, no existe ninguna profecía sobre alguien que vendría después de Jesús para anular los mandamientos de Dios o para enseñar que los gentiles podían ser salvos sin obedecer Sus leyes eternas.
LO QUE JESÚS PROFETIZÓ QUE OCURRIRÍA TRAS SU ASCENSIÓN
Jesús hizo numerosas profecías sobre lo que sucedería después de Su ministerio en la tierra, incluyendo:
- La destrucción del Templo (Mateo 24:2).
- La persecución de Sus discípulos (Juan 15:20, Mateo 10:22).
- La difusión del mensaje del Reino a todas las naciones (Mateo 24:14).
Sin embargo, no hay ninguna mención de un hombre de Tarso —mucho menos Pablo— recibiendo autoridad para enseñar una nueva doctrina sobre la salvación y la obediencia.
LA PRUEBA VERDADERA DE LOS ESCRITOS DE PABLO
Esto no significa que debamos rechazar los escritos de Pablo ni los de Pedro, Juan o Santiago. En cambio, debemos abordarlos con cautela, asegurándonos de que cualquier interpretación esté en armonía con las Escrituras fundamentales: la Ley y los Profetas del Antiguo Testamento y las enseñanzas de Jesús en los Evangelios.
El problema no está en los escritos en sí, sino en las interpretaciones que teólogos y líderes eclesiásticos han impuesto sobre ellos.
Cualquier interpretación de las enseñanzas de Pablo debe estar respaldada por:
- El Antiguo Testamento: La Ley de Dios revelada a través de Sus profetas.
- Los Cuatro Evangelios: Las palabras y acciones de Jesús, quien afirmó la Ley.
Si una interpretación no cumple con estos criterios, no debe ser aceptada como verdad.
CONCLUSIÓN SOBRE ESTE FALSO ARGUMENTO
El argumento de que Pablo enseñó la cancelación de las leyes de Dios, incluyendo las instrucciones dietéticas, no está respaldado por las Escrituras. No existe ninguna profecía que anuncie un mensaje así, y Jesús mismo confirmó la validez de la Ley.
Por lo tanto, cualquier enseñanza que afirme lo contrario debe ser examinada con rigor, contrastándola con la Palabra inmutable de Dios.
Como seguidores del Mesías, debemos alinearnos con lo que ya ha sido escrito y revelado por Dios, y no depender de interpretaciones que contradigan Sus mandamientos eternos.
LA ENSEÑANZA DE JESÚS, POR PALABRA Y EJEMPLO
El verdadero discípulo de Cristo modela toda su vida según Él. Jesús dejó en claro que, si lo amamos, seremos obedientes al Padre y al Hijo.
Este no es un requisito para los débiles, sino para aquellos que tienen sus ojos fijos en el Reino de Dios y están dispuestos a hacer lo que sea necesario para obtener la vida eterna—incluso si esto provoca oposición de amigos, de la iglesia o de la familia.
Los mandamientos sobre el cabello y la barba, los tzitzit, la circuncisión, el sábado y las carnes prohibidas son ignorados por casi todo el cristianismo, y aquellos que se niegan a seguir a la multitud ciertamente serán perseguidos, tal como Jesús nos advirtió (Mateo 5:10).
La obediencia a Dios exige valentía, pero la recompensa es la eternidad.
LAS CARNES PROHIBIDAS SEGÚN LA LEY DE DIOS

Las leyes dietéticas de Dios, establecidas en la Torá, definen claramente qué animales pueden ser consumidos y cuáles deben evitarse. Estas instrucciones subrayan la santidad, la obediencia y la separación de prácticas impuras. A continuación, se presenta una lista detallada de las carnes prohibidas, con referencias bíblicas.
- ANIMALES TERRESTRES QUE NO RUMIAN O NO TIENEN PEZUÑAS HENDIDAS
- Se consideran impuros los animales que carecen de una o ambas características.
- Ejemplos de animales prohibidos:
- Camello (gamal, גָּמָל) – Rumiante, pero sin pezuñas hendidas (Levítico 11:4).
- Caballo (sus, סוּס) – No rumia ni tiene pezuñas hendidas.
- Liebre (arnevet, אַרְנֶבֶת) – Rumiante, pero sin pezuñas hendidas (Levítico 11:6).
- Cerdo (chazir, חֲזִיר) – Tiene pezuñas hendidas, pero no rumia (Levítico 11:7).
- CRIATURAS ACUÁTICAS SIN ALETAS Y ESCAMAS
- Solo los peces con ambas características son permitidos; cualquier criatura marina sin aletas o sin escamas es impura.
- Ejemplos de criaturas prohibidas:
- Bagre – No tiene escamas.
- Mariscos – Incluye camarones, cangrejos, langostas y almejas.
- Anguilas – No tienen aletas ni escamas.
- Calamares y pulpos – No poseen ni aletas ni escamas (Levítico 11:9-12).
- AVES DE RAPIÑA, CARROÑERAS Y OTRAS AVES PROHIBIDAS
- La ley especifica ciertas aves que no deben ser consumidas, especialmente aquellas con hábitos depredadores o carroñeros.
- Ejemplos de aves prohibidas:
- Águila (nesher, נֶשֶׁר) (Levítico 11:13).
- Buitre (da’ah, דַּאָה) (Levítico 11:14).
- Cuervo (orev, עֹרֵב) (Levítico 11:15).
- Búho, halcón, cormorán y otras (Levítico 11:16-19).
- INSECTOS VOLADORES QUE CAMINAN SOBRE CUATRO PATAS
- La mayoría de los insectos voladores son impuros, excepto aquellos con patas articuladas para saltar.
- Ejemplos de insectos prohibidos:
- Moscas, mosquitos y escarabajos.
- Sin embargo, los saltamontes y las langostas sí están permitidos (Levítico 11:20-23).
- ANIMALES QUE SE ARRASTRAN POR EL SUELO
- Cualquier criatura que se desplace sobre su vientre o tenga múltiples patas y se arrastre es impura.
- Ejemplos de criaturas prohibidas:
- Serpientes.
- Lagartos.
- Ratones y topos (Levítico 11:29-30, 11:41-42).
- ANIMALES MUERTOS O EN DESCOMPOSICIÓN
- Incluso entre los animales puros, cualquier cadáver de un animal que haya muerto por sí solo o haya sido desgarrado por depredadores es impuro para el consumo.
- Referencia: Levítico 11:39-40, Éxodo 22:31.
- CRUCES ENTRE ESPECIES
- Aunque no es una prohibición dietética directa, la mezcla de especies está prohibida, lo que implica precaución en la producción de alimentos.
- Referencia: Levítico 19:19.
Estas instrucciones reflejan el deseo de Dios de que Su pueblo sea distinto, honrándolo incluso en sus elecciones alimenticias. Al obedecer estas leyes, Sus seguidores demuestran respeto por la santidad de Sus mandamientos.