La Ley de Dios: Devocional Diario: "Y Samuel temía contar a Elí la visión" (1...

“Y Samuel temía contar a Elí la visión” (1 Samuel 3:15).

Dios frecuentemente nos habla de maneras sutiles, y si no estamos atentos, podemos confundirnos y cuestionar si realmente estamos escuchando su voz. Isaías mencionó que el Señor le habló "con mano fuerte", lo que sugiere que, a menudo, Dios nos guía a través de la presión de las circunstancias. En lugar de resistir o distraernos, debemos adquirir el hábito de decir: "Habla, Señor". Cuando surjan las dificultades y la vida parezca empujarnos en una dirección, debemos detenernos y escuchar. Dios siempre habla, pero ¿estamos dispuestos a escuchar?

La historia de Samuel ilustra este principio de manera clara. Cuando Dios habló con él, Samuel enfrentó un dilema: ¿debería contar al profeta Elí lo que había recibido del Señor? Esta situación revela una prueba esencial de la obediencia. A menudo, el llamado de Dios para nosotros puede desagradar a otras personas, y existe la tentación de dudar para evitar conflictos. Sin embargo, negarse a obedecer al Señor por temor a herir o desagradar a alguien crea una barrera entre nuestra alma y Dios. Samuel fue honrado porque su obediencia era incuestionable; no colocaba su propia lógica o sentimientos por encima de la voz divina.

La intimidad con Dios, la claridad de dirección y las bendiciones materiales y espirituales solo vienen cuando la obediencia se convierte en una respuesta automática a la voz del Señor. No necesitamos esperar un llamado audible o una señal extraordinaria, porque Dios ya nos ha dado órdenes claras en su Palabra. Todo comienza con los mandamientos que Él ha revelado, y cuando respondemos prontamente con "¡Habla, Señor!", mostramos que estamos dispuestos a caminar en la verdad y recibir todo lo que Él tiene para nosotros. -Adaptado de O. Chambers. Hasta mañana, si el Señor nos permite.

Ora conmigo: Querido Dios, es verdad que Tú siempre hablas, pero a menudo mi atención está dispersa y no percibo Tu voz. Sé que no siempre hablas de manera estruendosa; muchas veces, usas circunstancias y situaciones para guiarme. Enséñame a tener un corazón atento, listo para reconocer Tu dirección, sin hesitación o duda. Que mi primera reacción ante cualquier situación sea siempre decir: "Habla, Señor, porque Tu siervo escucha."

Mi Padre, hoy Te pido que me des coraje para obedecer sin temer las consecuencias. Así como Samuel tuvo que enfrentar un momento difícil al entregar Tu mensaje, sé que muchas veces mi fidelidad a Ti puede desagradar a los demás. Pero no quiero dudar ni colocar mi propia lógica por encima de Tu voluntad. Que mi obediencia sea incuestionable, para que nunca cree barreras entre mi alma y Tu presencia. Ayúdame a elegir Tus caminos por encima de cualquier opinión humana.

Oh, Santísimo Dios, Te adoro y Te alabo porque has revelado Tu voluntad con claridad en Tu Palabra. No necesito esperar señales extraordinarias, porque ya me has dado Tus mandamientos como guía. Gracias porque, al seguir fielmente Tu voluntad, encuentro intimidad Contigo, claridad en la dirección y todas las bendiciones que has reservado para aquellos que Te obedecen. Tu Hijo amado es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es el sonido que resuena paz en mi corazón. Tus mandamientos son la melodía de mi vida. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.



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