Apéndice 5e: El transporte en el día de reposo

Esta página forma parte de la serie sobre el cuarto mandamiento: El día de reposo:

  1. Apéndice 5a: El día de reposo y los días de ir a la iglesia, dos cosas diferentes
  2. Apéndice 5b: Cómo guardar el día de reposo en los tiempos modernos
  3. Apéndice 5c: Aplicar los principios del día de reposo en la vida diaria
  4. Apéndice 5d: La comida en el día de reposo — Guía práctica
  5. Apéndice 5e: El transporte en el día de reposo (Página actual).
  6. Apéndice 5f: La tecnología y el entretenimiento en el día de reposo
  7. Apéndice 5g: El trabajo y el día de reposo — Cómo afrontar los desafíos del mundo real

En el artículo anterior exploramos la comida en el día de reposo —cómo la preparación, la planificación y la regla de la necesidad pueden transformar una posible fuente de estrés en un tiempo de paz—. Ahora pasamos a otra área de la vida moderna donde estos mismos principios se necesitan con urgencia: el transporte. En el mundo actual, los autos, autobuses, aviones y las aplicaciones de transporte compartido facilitan y hacen conveniente viajar. Sin embargo, el cuarto mandamiento nos llama a pausar, planificar y cesar del trabajo ordinario. Entender cómo se aplica esto al desplazamiento puede ayudar a los creyentes a evitar trabajos innecesarios, proteger la santidad del día y mantener su verdadero espíritu de descanso.

Por qué importa el transporte

El transporte no es un asunto nuevo. En la antigüedad, viajar estaba ligado al trabajo —transportar mercancías, cuidar animales o ir al mercado—. El judaísmo rabínico desarrolló reglas detalladas sobre distancias de viaje en el día de reposo, por lo que muchos judíos observantes históricamente vivían cerca de las sinagogas para poder caminar a los servicios. Hoy, los cristianos enfrentan preguntas similares sobre viajar a la iglesia en el día de reposo, visitar a la familia, asistir a estudios bíblicos o realizar actos de misericordia, como visitas a hospitales o prisiones. Este artículo te ayudará a entender cómo se aplican a los viajes los principios bíblicos de preparación y necesidad, permitiéndote tomar decisiones sabias y llenas de fe sobre cuándo y cómo viajar en el día de reposo.

El día de reposo y la asistencia a la iglesia

Una de las razones más comunes por las que los creyentes viajan en el día de reposo es para asistir a los cultos de la iglesia. Esto es comprensible: reunirse con otros creyentes para adorar y estudiar puede ser edificante. Sin embargo, es importante recordar lo que establecimos en el Artículo 5A: ir a la iglesia en el día de reposo no está ordenado en el cuarto mandamiento. El mandamiento es cesar del trabajo, mantener el día santo y descansar. Nada en el texto dice: “Irás a un culto” o “Viajarás a un lugar de adoración en particular” en el día de reposo.

El mismo Jesús asistía a la sinagoga en el día de reposo (Lucas 4:16), pero nunca enseñó esto como requisito para Sus seguidores. Su práctica muestra que reunirse está permitido y puede ser beneficioso, pero no establece una regla o ritual. El día de reposo fue hecho para el hombre, y no el hombre para el día de reposo (Marcos 2:27), y su núcleo es el descanso y la santidad, no el viaje ni la asistencia a una institución.

Para los cristianos de hoy esto significa que asistir a una iglesia que guarda el día de reposo es opcional, no obligatorio. Si encuentras gozo y crecimiento espiritual al reunirte con otros creyentes en el séptimo día, eres libre de hacerlo. Si viajar a una iglesia te genera estrés, rompe el ritmo de descanso o te obliga a conducir largas distancias cada semana, eres igualmente libre de quedarte en casa, estudiar la Escritura, orar y pasar el día con la familia. La clave es evitar convertir el viaje a la iglesia en una rutina automática que socave el descanso y la santidad que buscas preservar.

Siempre que sea posible, planifica con anticipación para que, si asistes a un servicio, requiera el mínimo viaje y preparación. Esto puede significar asistir a una congregación local más cercana a tu hogar, organizar un estudio bíblico en casa o conectarte con creyentes en horarios fuera del día de reposo. Al mantener tu enfoque en la santidad y el descanso, en lugar de en la tradición o la expectativa, alineas tu práctica del día de reposo con el mandamiento de Dios y no con requisitos humanos.

Orientaciones generales sobre los viajes

Los mismos principios del Día de Preparación y la Regla de la Necesidad se aplican directamente al transporte. En general, el viaje en el día de reposo debe evitarse o minimizarse, especialmente en distancias largas. El cuarto mandamiento nos llama a detener nuestro trabajo ordinario y a permitir que otros bajo nuestra influencia hagan lo mismo. Cuando convertimos en hábito viajar lejos cada día de reposo, corremos el riesgo de transformar el día de descanso de Dios en otro día de estrés, fatiga y planificación logística.

Al viajar largas distancias, planifica con antelación para que tu desplazamiento se complete antes de que comience el día de reposo y después de que termine. Por ejemplo, si vas a visitar a familiares que viven lejos, procura llegar antes del atardecer del viernes y salir después de la puesta del sol del sábado. Esto crea un ambiente de paz y evita prisas o preparativos de última hora. Si sabes que necesitarás viajar por una razón legítima durante el día de reposo, prepara tu vehículo de antemano: carga combustible, realiza el mantenimiento y planifica tu ruta con anticipación.

Al mismo tiempo, la Escritura muestra que los actos de misericordia están permitidos en el día de reposo (Mateo 12:11-12). Visitar a alguien en el hospital, consolar a un enfermo o ministrar a los encarcelados puede requerir viajar. En tales casos, mantén el trayecto lo más sencillo posible, evita convertirlo en una salida social y mantén conciencia de las horas sagradas del día de reposo. Al tratar el viaje como una excepción y no como la norma, preservas la santidad y el descanso del día.

Vehículos personales vs. transporte público

Conducir vehículos personales

Usar tu propio auto o motocicleta en el día de reposo no es, en sí mismo, algo prohibido. De hecho, puede ser necesario para trayectos cortos para visitar a la familia, asistir a un estudio bíblico o realizar actos de misericordia. Sin embargo, debe abordarse con cautela. Conducir siempre conlleva el riesgo de averías o accidentes que podrían obligarte —a ti u a otros— a realizar trabajos que se pudieron evitar. Además, cargar combustible, el mantenimiento y los viajes de larga distancia incrementan el estrés y el trabajo típicos de los días de semana. Siempre que sea posible, mantén los desplazamientos en vehículo personal cortos, prepara tu auto con anticipación (combustible y mantenimiento) y planifica tus rutas para minimizar la interrupción de las horas sagradas.

Taxis y servicios de transporte por aplicación

En cambio, servicios como Uber, Lyft y los taxis implican contratar a alguien para que trabaje exclusivamente para ti en el día de reposo, lo cual viola la prohibición del cuarto mandamiento de hacer que otros trabajen en tu lugar (Éxodo 20:10). Esto es similar a usar servicios de entrega de comida. Aunque parezca una indulgencia pequeña u ocasional, mina la intención del día de reposo y envía señales confusas acerca de tus convicciones. El patrón bíblico coherente es planificar con anticipación para no tener que poner a otra persona a trabajar por ti durante las horas sagradas.

Transporte público

Los autobuses, trenes y transbordadores difieren de los taxis y los servicios por aplicación porque operan con horarios fijos, independientes de tu uso. Por lo tanto, usar el transporte público en el día de reposo puede ser permisible, especialmente si te permite reunirte con creyentes o realizar un acto de misericordia sin conducir. Siempre que sea posible, compra boletos o pases por adelantado para evitar manejar dinero en el día de reposo. Mantén los trayectos sencillos, evita paradas innecesarias y conserva una actitud reverente mientras viajas para preservar la santidad del día.




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