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Devocional Diario: El temor del Señor es el principio de la sabiduría; y el...

“El temor del Señor es el principio de la sabiduría; y el conocimiento del Santo es entendimiento” (Proverbios 9:10).

Existe una fuerza poderosa cuando el corazón, la mente y la sabiduría caminan juntos bajo la dirección de Dios. El amor es lo que mueve nuestro ser — sin él, el alma se adormece, indiferente al propósito para el cual fue creada. La mente, por su parte, es fuerza y capacidad, una herramienta dada por el Creador para comprender la verdad. Pero es la sabiduría, que viene de lo alto, la que une todo esto y nos señala hacia algo mayor: vivir de acuerdo con nuestra naturaleza eterna, reflejando el carácter del propio Dios.

Es esa sabiduría, revelada en los magníficos mandamientos del Señor, la que moldea nuestra vida en santidad. Ella no borra nuestra esencia — al contrario, la completa, transformando la naturaleza en gracia, el entendimiento en luz y el afecto en fe viva. Cuando obedecemos lo que Dios ha revelado, somos elevados por encima de lo común. La sabiduría nos guía a vivir como hijos de la eternidad, con propósito, equilibrio y profundidad.

El Padre solo revela Sus planes a los obedientes. Y al unir corazón, mente y obediencia a los sublimes caminos del Señor, somos transformados por Él y preparados para ser enviados al Hijo, para redención y plenitud. Que este triple cordón esté firme en nosotros, hoy y siempre. -Adaptado de J. Vaughan. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Dios eterno, ¡qué sabiduría tan hermosa es la Tuya! Nos creaste con corazón, mente y alma — y solo en Ti todas estas partes se alinean con perfección. Ayúdame a vivir con propósito y a no desperdiciar los dones que el Señor me ha dado.

Enséñame a amar con pureza, pensar con claridad y andar con sabiduría. Que nunca separe la fe de la razón, ni el amor de la verdad, sino que todo en mí sea santificado por Tu presencia y por Tu palabra.

Oh, amado Padre, te agradezco por mostrarme que la verdadera sabiduría viene de Ti. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es la fuente que armoniza mi ser con la eternidad. Tus mandamientos son hilos sagrados que unen mente, corazón y alma en perfecta unidad. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.

Devocional Diario: Mira que hoy te propongo la vida y el bien, la muerte y el mal...

“Mira que hoy te propongo la vida y el bien, la muerte y el mal… Escoge, pues, la vida” (Deuteronomio 30:15,19).

Dios nos da algo que es al mismo tiempo un regalo y una responsabilidad: el poder de elegir. Desde el inicio de nuestro caminar, Él se acerca y pregunta: “Pide lo que quieras que Yo te dé.” La vida no es una corriente que nos lleva a la deriva — es un campo de decisiones, donde cada elección revela lo que hay en el corazón. Ignorar este llamado o simplemente negarse a elegir ya es, en sí mismo, una elección. Y lo que define nuestro destino no son las circunstancias a nuestro alrededor, sino la dirección que decidimos tomar ante ellas.

Pero esta elección no se hace en el vacío — debe estar fundamentada en la obediencia al maravilloso camino trazado por Dios. Él no solo nos da el derecho de elegir, sino que también nos muestra el rumbo correcto a través de Sus fantásticos mandamientos. Cuando alguien intenta vivir a su manera, desconsiderando la voz del Creador, la vida se convierte en pérdida, y el alma se va apagando. Sin embargo, cuando elegimos obedecer, incluso en medio de la lucha, nos volvemos invencibles, pues ningún mal puede derribarnos sin nuestro permiso.

El Padre bendice y envía a los obedientes al Hijo para perdón y salvación. Hoy, ante el llamado divino, elige con sabiduría. Elige obedecer, vivir y vencer — porque el camino de Dios es el único que conduce a la vida plena. -Adaptado de Herber Evans. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Padre justo, ante Tu voz que me invita a elegir, me postro en reverencia. No quiero vivir como alguien que huye de la responsabilidad de decidir, sino como quien entiende el peso y la belleza de seguirte con verdad.

Pon en mí el valor de decir sí a Tu voluntad y no a los caminos que solo parecen buenos. Enséñame a elegir con sabiduría, con fe y con obediencia, pues sé que solo en Ti está la verdadera victoria.

Oh, Señor amado, te agradezco por darme la libertad de elegir y también los caminos correctos a seguir. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es una antorcha encendida en medio de las encrucijadas de la vida. Tus mandamientos son anclas firmes que mantienen mi alma segura en tiempos de decisión. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.

Devocional Diario: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad...

“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá la puerta” (Mateo 7:7).

El Señor, en Su bondad, abre delante de nosotros puertas y oportunidades — e incluso en las cosas terrenales, Él nos invita a pedir: “Pide lo que quieras que Yo te dé.” Pero pedir no es un acto vacío. La oración verdadera brota de un corazón sincero, dispuesto a moverse hacia aquello que ha pedido. Dios no recompensa la pereza, ni derrama bendiciones sobre deseos superficiales. Aquellos que piden de verdad demuestran esa sinceridad con acción, perseverancia y compromiso con los medios que el propio Dios ha establecido.

Es precisamente en este punto donde la obediencia a la magnífica Ley del Señor se vuelve esencial. Los mandamientos no son obstáculos para la realización de nuestras peticiones, sino los caminos seguros por los cuales Él nos conduce a aquello que desea darnos. La oración acompañada de esfuerzo y fidelidad tiene gran valor ante el Padre. Y cuando pedimos y caminamos según Su voluntad, podemos estar seguros de que el resultado será bendición.

El Padre bendice y envía a los obedientes al Hijo para perdón y salvación. Si has estado clamando por algo, examina si has andado por los caminos correctos. Dios honra la fe que se traduce en actitudes, y la oración sincera, cuando se une a la obediencia, transforma destinos. -Adaptado de F. W. Farrar. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Padre amado, ayúdame a buscar con sinceridad todo lo que necesito. Que mis palabras delante de Ti no sean vacías ni apresuradas, sino que broten de un corazón que Te honra en verdad.

Dame disposición para actuar conforme a Tu voluntad y para seguir los pasos que Tú mismo has preparado. Enséñame a valorar Tus caminos y a permanecer firme en ellos, mientras espero la respuesta a mis oraciones.

Oh, mi Dios fiel, Te agradezco por enseñarme que la oración verdadera camina junto con la obediencia. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es el mapa que me orienta en todas las decisiones. Tus mandamientos son como senderos de luz que me guían hacia Tus promesas. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.

Devocional Diario: Pero el justo vivirá por su fe; y, si retrocede, mi alma no se...

“Pero el justo vivirá por su fe; y, si retrocede, mi alma no se complace en él” (Habacuc 2:4).

La fe verdadera no se revela en los momentos de prisa, sino en el caminar constante incluso cuando los frutos parecen tardar. Dios rara vez realiza Su obra de una sola vez. Él trabaja en capas, en tiempos y estaciones, como el crecimiento lento de un árbol robusto a partir de una semilla casi invisible. Cada dificultad enfrentada, cada espera silenciosa, es una prueba que fortalece lo que es genuino y expone lo que es solo apariencia. Y aquel que realmente cree aprende a esperar, sin rendirse, incluso ante los desafíos más confusos.

Ese proceso de maduración exige más que paciencia — exige sumisión a la dirección del Padre, que nos guía con sabiduría a través de Sus hermosos mandamientos. La fe que no se apresura es la misma que obedece, paso a paso, las enseñanzas eternas de Dios. Y es en ese caminar fiel que el Padre nos prueba y nos prepara, separando a los que realmente le pertenecen de los que solo aparentan.

El Padre no envía rebeldes al Hijo. Pero a aquellos que perseveran, aun sin verlo todo con claridad, Él les revela el camino y los conduce a la salvación. Continúa firme, confiando y obedeciendo, porque el tiempo de Dios es perfecto y los que confían en Él jamás serán confundidos. -Adaptado de J.C. Philpot. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Señor mío, enséñame a esperar en el tiempo correcto, sin quejarme, sin rendirme. Dame la paciencia que revela la fuerza de la fe y moldea mi carácter según Tu voluntad. No permitas que me precipite, sino que camine con serenidad.

Fortaléceme para obedecer, incluso cuando todo parezca lento o difícil. Recuérdame que el crecimiento espiritual, así como el natural, lleva tiempo — y que cada paso es precioso cuando estoy firme en Tus caminos.

Oh, mi Dios amado, Te agradezco por trabajar en mí con paciencia y propósito. Tu Hijo amado es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es como la lluvia que hace brotar la fe verdadera en mi corazón. Tus mandamientos son peldaños seguros en el camino de la madurez espiritual. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.

Devocional Diario: Como a alguien a quien consuela su madre, así yo os consolaré;...

“Como a alguien a quien consuela su madre, así yo os consolaré; y en Jerusalén seréis consolados” (Isaías 66:13).

Hay momentos en que el corazón está tan cargado de dolor que todo lo que queremos es desahogarnos, explicar, llorar… Pero cuando Dios nos envuelve con Su presencia, algo más profundo sucede. Así como un niño olvida el dolor al ser acogido en los brazos de su madre, nosotros también olvidamos el motivo de la angustia cuando somos tomados por el dulce consuelo del Padre. Él no necesita, necesariamente, cambiar las circunstancias — basta con que Él esté allí, llenando cada espacio de nuestro ser con amor y seguridad.

Es en ese lugar de intimidad donde somos recordados de la importancia de seguir los magníficos caminos de Dios. Cuando obedecemos Su voz y guardamos Sus enseñanzas, abrimos espacio para que Él mismo venga a visitarnos con paz. La presencia del Padre no se mezcla con rebeldía — es en el corazón obediente donde Él hace morada, trayendo alivio en medio de las luchas.

Obedecer nos trae bendiciones, liberación y salvación. Si hoy tu corazón está inquieto o herido, corre a los brazos del Padre. No te aferres al problema — permite que Él tome el lugar del dolor y llene tu alma con la dulzura de Su presencia. -Adaptado de A. B. Simpson. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Padre querido, cuántas veces vengo a Ti con el corazón lleno de preguntas, y Tú me respondes solo con Tu amor. El Señor no necesita explicarlo todo — basta con que el Señor esté conmigo, y ya encuentro descanso.

Enséñame a confiar más en Tu presencia que en las soluciones que yo espero. Que nunca cambie Tu consuelo por la prisa de resolver las cosas a mi manera. Tu presencia basta, y Tu amor sana.

Oh, Señor amado, te agradezco por envolverme con Tu consuelo y recordarme que el Señor es suficiente. Tu Hijo amado es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es el abrazo que alinea mi corazón a Tu voluntad. Tus mandamientos son suaves como el toque de una madre que consuela. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.

Devocional Diario: Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que...

“Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados, y vengan así los tiempos de refrigerio por la presencia del Señor” (Hechos 3:19).

La memoria es un regalo dado por Dios — pero también será un testigo en el gran día. Muchos intentan olvidar los errores del pasado, enterrando lo que hicieron mal, como si el tiempo tuviera el poder de borrar. Pero si la sangre del Hijo de Dios no ha borrado esas marcas, llegará el momento en que el propio Dios dirá: “Acuérdate”, y todo volverá en un instante, con el peso y el dolor que antes intentamos ignorar.

No habrá necesidad de que alguien nos acuse — la propia conciencia hablará en voz alta. Y la única manera de encontrar verdadero descanso es obedecer la maravillosa Ley de Dios y permitir que Él nos conduzca hasta el Salvador. No es una obediencia superficial, sino una entrega real, que reconoce el peligro de la culpa y el valor inconmensurable del perdón que solo el Hijo puede conceder. El Padre no envía rebeldes al Hijo — Él envía a los que, tocados por la verdad, deciden andar en Sus sublimes caminos.

Hoy es el día de alinearse con los mandamientos del Señor y de preparar el corazón para estar delante de Él sin miedo, con el alma lavada y en paz. Que nuestra memoria, en el día señalado, no sea una acusación — sino un testimonio de una vida de obediencia y transformación. -Adaptado de D. L. Moody Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Mi Dios, Tú conoces todos mis caminos. No hay nada oculto a Tus ojos, y sé que un día todas las cosas saldrán a la luz. Enséñame a vivir con el corazón limpio delante de Ti, sin engañarme con excusas ni olvido.

Ayúdame a valorar cada oportunidad que tengo de obedecer y de andar en Tu camino. Que Tu Espíritu me muestre lo que necesita ser corregido y me dé fuerzas para seguir firme, con sinceridad y reverencia.

Oh, Padre fiel, Te agradezco por advertirme sobre el peso de la memoria y el valor del perdón. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es el espejo que revela la verdad sobre quién soy. Tus mandamientos son el camino seguro para una conciencia en paz. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.

Devocional Diario: Y sucederá que todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo

“Y sucederá que todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo” (Joel 2:32).

Cuando la santidad y la justicia de Dios se revelan a nuestra conciencia, vemos con claridad el abismo que el pecado ha cavado dentro de nosotros. Ninguna esperanza verdadera puede brotar de un corazón corrompido, marcado por la incredulidad heredada de la caída de Adán. Es en ese momento de confrontación con nuestra verdadera condición que comenzamos a mirar fuera de nosotros mismos — en busca de un Salvador, alguien que pueda hacer lo que jamás podríamos lograr por nuestra propia cuenta.

Y entonces, por la fe viva, vemos al Cordero de Dios — el Hijo enviado como mediador entre el cielo y la tierra. La sangre derramada en la cruz se vuelve real ante nuestros ojos, y la expiación que Él realizó deja de ser solo una idea y pasa a ser nuestra única esperanza. Pero a medida que se comprende esta salvación, también entendemos que el camino hacia ella pasa por agradar al Padre — el mismo Padre que nos conduce al Hijo cuando elegimos vivir de acuerdo con los maravillosos mandamientos que Él ha revelado.

Obedecer nos trae bendiciones, liberación y salvación. Así como los antiguos sacrificios exigían fidelidad a la Ley antes de la muerte del animal inocente, el Padre hoy envía al Cordero a aquellos que siguen Sus caminos con sinceridad. Que nuestro corazón esté dispuesto a obedecer, para que seamos llevados por Él a la fuente de redención. -Adaptado de J.C. Philpot. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Santo Dios, cuando miro dentro de mí, veo cuánto necesito la salvación. Ningún esfuerzo propio sería suficiente para levantarme de la condición caída en la que me encuentro. Por eso, vuelvo mis ojos a Ti, que eres la fuente de todo lo que es puro y verdadero.

Abre mis ojos para ver el valor del sacrificio de Tu Hijo y enséñame a caminar en Tus caminos con fidelidad. Que nunca intente acercarme a Jesús con un corazón rebelde, sino como alguien que se rinde a Tu voluntad y busca agradarte en todo.

Oh, Señor amado, te agradezco por mostrarme que solo hay salvación en Tu Hijo. Tu Hijo amado es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es el camino que prepara mi alma para encontrarlo. Tus mandamientos son como peldaños que me conducen a la redención. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.

Devocional Diario: Clama a Mí, y te responderé, y te anunciaré cosas...

“Clama a Mí, y te responderé, y te anunciaré cosas grandes y firmes que no conoces” (Jeremías 33:3).

Cuando hay vida en nuestro interior, siempre se manifiesta — incluso en suspiros, gemidos o clamores silenciosos. El alma que ha sido tocada por el Dios vivo no puede acomodarse en medio de la frialdad del pecado o la inercia espiritual. Lucha, gime, busca aire. Y aun asfixiada por la carne y el peso de la vieja naturaleza, la vida que vino de lo alto se niega a permanecer callada. Intenta romper, intenta levantarse, intenta liberarse de ese cuerpo de muerte que insiste en asfixiarla.

Este conflicto interior es una señal de que algo precioso habita en nosotros. Y es precisamente en esta batalla donde se revela la importancia de obedecer los sublimes mandamientos de Dios. Es la obediencia a Su poderosa Ley la que fortalece la vida implantada por Él en nuestro corazón. Mientras la naturaleza carnal intenta mantenernos atados a la tierra, los mandamientos del Señor nos elevan, recordándonos quiénes somos y hacia dónde debemos ir.

El Padre bendice y envía a los obedientes al Hijo para perdón y salvación. No te desesperes ante las luchas internas — si hay vida, hay esperanza. Sigue buscando, clamando, obedeciendo… y el Señor, que ve en secreto, oirá y actuará. Él mismo fortalecerá la vida que plantó en ti, hasta que venza todo lo que intenta asfixiarla. -Adaptado de J.C. Philpot. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Señor Dios, sólo Tú conoces las batallas que ocurren dentro de mí. A veces, me siento como alguien intentando respirar bajo un peso inmenso, pero aun así sigo clamando, porque sé que hay vida en mí, y esa vida vino de Ti.

Dame fuerzas para luchar contra todo lo que intenta atarme a lo que es terrenal, frío y vacío. Reaviva en mí el deseo de obedecerte, incluso cuando mis fuerzas parecen pequeñas. Que nunca me conforme con el silencio del alma, sino que siga buscándote con sinceridad.

Oh, amado Padre, te agradezco por encender en mí la chispa de la verdadera vida. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es el aliento que vigoriza mi espíritu abatido. Tus mandamientos son cuerdas de luz que me sacan de la oscuridad. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.

Devocional Diario: No dejes de hablar las palabras de este Libro de la Ley y...

“No dejes de hablar las palabras de este Libro de la Ley y de meditar en ellas de día y de noche, para que cumplas fielmente todo lo que en él está escrito. Sólo entonces tus caminos prosperarán y tendrás éxito” (Josué 1:8).

Meditar en la Palabra de Dios va mucho más allá de separar un momento del día para oraciones o lecturas. La verdadera meditación ocurre mientras vivimos — cuando permitimos que las verdades divinas moldeen nuestras decisiones, respuestas y actitudes a lo largo de la vida cotidiana. El justo no actúa por impulso, sino que responde a la vida basándose en la sabiduría que viene de lo alto, pues sus pensamientos están sintonizados con lo que el Señor ya ha revelado.

Aun cuando la Biblia no ofrece instrucciones directas para ciertas situaciones, aquel que se alimenta diariamente de las verdades del Señor logra discernir el camino correcto a seguir. Esto sucede porque ha grabado los maravillosos mandamientos de Dios en su corazón, y allí producen fruto. La Ley divina no solo es conocida — se vive en cada paso, ya sea en la rutina sencilla o en los momentos difíciles.

Dios solo revela Sus planes a los obedientes. Y cuando dejamos que los magníficos mandamientos del Señor gobiernen nuestras elecciones diarias, abrimos espacio para ser guiados, fortalecidos y enviados al Hijo. Que hoy y todos los días nuestra mente permanezca conectada con las palabras del Padre, y que nuestras acciones confirmen la fe que profesamos. -Adaptado de Joseph Blenkinsopp. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Padre eterno, que Tu Palabra esté viva en mí en cada pequeño detalle de mi rutina. Que no te busque solo en momentos separados, sino que aprenda a escuchar Tu voz durante todo mi día, en cada paso que dé.

Enséñame a reaccionar a la vida con sabiduría, recordando siempre lo que el Señor ya ha dicho. Escribe Tus enseñanzas en mi corazón, para que no me desvíe de Tu camino, incluso cuando no haya respuestas fáciles.

Oh, mi amado Dios, te agradezco por enseñarme que meditar en Tu Palabra es vivir contigo en todo momento. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es un tesoro diario que ilumina mis pensamientos. Tus mandamientos son faros que me mantienen seguro en cada decisión. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.

Devocional Diario: "El Señor es mi pastor; nada me faltará. En verdes pastos me hace...

"El Señor es mi pastor; nada me faltará. En verdes pastos me hace descansar, junto a aguas tranquilas me conduce" (Salmos 23:1-2).

Dios nunca se equivoca al guiarnos. Incluso cuando el camino parece duro y el paisaje por delante asusta, el Pastor sabe exactamente dónde están los pastos que más nos fortalecerán. A veces, Él nos lleva a ambientes incómodos, donde enfrentamos resistencias o pruebas. Pero, a Sus ojos, esos lugares son campos fértiles — y allí, nuestra fe es alimentada y nuestro carácter moldeado.

La verdadera confianza no exige explicaciones. Nuestro papel no es entender todos los porqués, sino obedecer la dirección del Señor, incluso si las aguas a nuestro alrededor parecen agitadas. La maravillosa Ley de Dios nos muestra que, al seguir con fidelidad el camino que Él señala, incluso las olas de dolor pueden convertirse en fuentes de refrigerio. La seguridad está en seguir — con el corazón firme — los caminos revelados por Aquel que nos creó.

Obedecer nos trae bendiciones, liberación y salvación. Dios sabe lo que cada alma necesita, y Él guía con perfección a quienes eligen escuchar Su voz. Si deseas crecer, ser fortalecido y enviado al Hijo, acepta el lugar donde el Padre te ha puesto hoy — y camina con confianza, alimentándote de las instrucciones eternas del Señor. -Adaptado de Hannah Whitall Smith. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Padre fiel, aun cuando no entiendo el camino, elijo confiar en Ti. Tú eres el Pastor que conoce cada paso antes de que yo lo dé, y sé que nada me conduces sin un propósito de amor. Llévame a confiar más, incluso ante las dificultades.

Enséñame a recostarme junto a las aguas que el Señor ha escogido para mí, sean tranquilas o agitadas. Que yo vea con Tus ojos y aprenda a recibir todo lo que has preparado para mi crecimiento. Que nunca dude de Tu dirección, sino que siga con obediencia y gratitud.

Oh, Dios amado, te agradezco por ser el Pastor perfecto, que me guía aun en los valles oscuros. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es un pasto verde que alimenta mi alma. Tus mandamientos son aguas vivas que me purifican y fortalecen. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.