Las revelaciones de Dios necesitan de autoridad y delegación previas para ser válidas. Sabemos que Jesús es el enviado del Padre porque cumplió las profecías del Antiguo Testamento, pero no hay profecías sobre el envío de otros seres humanos con nuevos enseñanzas después de Cristo. Todo lo que necesitamos saber sobre la salvación termina en Jesús. El gentil que no está satisfecho con lo que Jesús enseñó y busca consuelo en enseñanzas de hombres que surgieron después de que Cristo volvió al Padre ya fue engañado por la serpiente, al igual que Eva en el Edén. Nadie subirá sin seguir las leyes del Padre en el Antiguo Testamento; leyes que el propio Jesús y sus apóstoles seguían. Solo los tontos siguen a la mayoría solo porque son muchos. | El gentil que se una al Señor, para servirle, siendo de este modo su siervo... y que se mantenga firme en mi pacto, también lo llevaré a mi santo monte. (Isaías 56:6-7).

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Un evento significativo que ocurrió después del regreso de Jesús al Padre fue la conversión y el bautismo del eunuco etíope. Instruido por un ángel del Señor, Felipe fue llevado hasta este hombre y, en el encuentro, tuvo la oportunidad de predicar el mensaje de salvación a un importante gentil. Si la doctrina del “favor inmerecido” viniera de Dios, Felipe ciertamente habría dado todos los detalles para que el gentil llevara esta enseñanza a su tierra. Sin embargo, el relato bíblico afirma que el estudio se limitó a demostrar, en el Antiguo Testamento, que Jesús era el Mesías de Israel. Nada se dijo sobre ”favor inmerecido”, porque Jesús nunca enseñó que hay salvación sin obediencia a las leyes que el Padre nos entregó en el Antiguo Testamento. No sigas a la mayoría solo porque son muchos. | “Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios [Antiguo Testamento] y la obedecen.” Lucas 11:28.

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Los gentiles que son verdaderamente serios sobre subir con Jesús deben seguir las instrucciones del Padre de Jesús al pie de la letra. Esto significa no obedecer parcialmente o adaptar. Pocos gentiles son tan serios, y por eso pocos subirán. Como dijo Jesús, la mayoría ni siquiera encuentra la puerta estrecha, mucho menos entra por ella. La única manera de agradar al Padre y ser enviado al Hijo es seguir rigurosamente las leyes que el Señor nos entregó en el Antiguo Testamento. Dios nos observa y, al ver nuestra obediencia, incluso frente a las oposiciones, nos une a Israel y nos entrega a Jesús para perdón y salvación. Este plan de salvación tiene sentido, porque es el verdadero. La salvación es individual. No sigas a la mayoría solo porque son muchos. | “No añadan ni quiten nada a los mandamientos que les doy. Simplemente obedezcan los mandamientos del Señor, su Dios.” Deut 4:2.

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En ninguna parte del Antiguo Testamento o en las palabras de Jesús en los evangelios está escrito que los hombres solo necesitaban obedecer la Ley de Dios hasta que el Mesías fuera enviado y muriera por los pecados, como enseñan algunas iglesias. Lo que califica a un alma para recibir el beneficio del sacrificio de Cristo es precisamente la búsqueda de obedecer la Ley de Dios. Sin esto, no habría criterio, y todas las almas serían salvadas. Lo que Jesús enseñó es que es el Padre quien nos envía al Hijo. Y el Padre solo envía a quien sigue las mismas leyes dadas a la nación que Él separó para Sí con un pacto perpetuo. Dios nos observa y al ver nuestra obediencia, incluso frente a las oposiciones, nos une a Israel y nos entrega a Jesús. | “Nadie puede venir a mí si el Padre, que me envió, no lo trae; y yo lo resucitaré en el último día.” Juan 6:44.

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En los días de Jesús, ya existía un único plan de salvación válido tanto para judíos como para gentiles, y este plan sigue siendo el mismo hasta hoy. Nunca hubo una forma diferente de obtener perdón y salvación para los gentiles. La salvación siempre ha sido, y aún es, a través de Israel, la única nación elegida por Dios y confirmada con el pacto eterno de la circuncisión. El gentil que desea ser salvo por Cristo debe seguir las mismas leyes que el Padre entregó a Israel. El Padre observa la fe y el coraje de este gentil, a pesar de los muchos desafíos. Él derrama Su amor sobre él, lo une a Israel y lo conduce al Hijo para perdón y salvación. Este es el plan de salvación que tiene sentido porque es verdadero. | El gentil que se una al Señor, para servirle, siendo de este modo su siervo... y que se mantenga firme en mi pacto, también lo llevaré a mi santo monte. (Isaías 56:6-7).

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Cuando Dios hizo el pacto de fidelidad con Abrahán, ordenó que todos los hombres de su casa, sus descendientes y los gentiles fueran circuncidados, como una señal física de este pacto. Quien no fuera circuncidado no formaría parte del pacto y quedaría sin la protección divina prometida. Jesús, Sus parientes, amigos, apóstoles y discípulos, todos eran circuncidados según esta orden de Dios. En ningún lugar de los Evangelios Jesús sugirió que los gentiles estuvieran exentos de esta ley eterna porque el Mesías vino al mundo, ni autorizó a ningún hombre, dentro o fuera de la Biblia, a modificar este mandamiento para los gentiles. Así como Abrahán, sé aprobado en esta prueba de fe y no sigas a la mayoría solo porque son muchos. | El gentil que se una al Señor, para servirle, siendo de este modo su siervo... y que se mantenga firme en mi pacto, también lo llevaré a mi santo monte. (Isaías 56:6-7).

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Alrededor de dos mil años antes del nacimiento de Jesús, Dios eligió a Abrahán, a sus descendientes y a los gentiles que vivían con ellos, formando, a partir de este grupo, una nación para Sí, y los bendijo con el pacto perpetuo de la circuncisión, prometiendo nunca abandonarlos. Jesús y Sus apóstoles provenían de este linaje, y fue claro que el Padre Lo envió para este mismo grupo: los judíos y los gentiles que forman parte de Israel. Así como siempre ha sido, nosotros, los gentiles, alcanzamos la salvación al unirnos a este pueblo, obedeciendo las mismas leyes que Dios les dio. Haciendo esto, el Padre nos envía al Hijo para perdón y salvación. Este es el plan de salvación que tiene sentido, porque es el verdadero. | El gentil que se una al Señor, para servirle, siendo de este modo su siervo... y que se mantenga firme en mi pacto, también lo llevaré a mi santo monte. (Isaías 56:6-7).

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Parte del ataque de satanás a los gentiles es promover la idea de que el Dios del Antiguo Testamento era severo y vengativo, pero que, con la venida de Jesús, se volvió más comprensivo, aceptando lo que antes no toleraba. Esta visión no tiene base en los profetas ni en los Evangelios. La bondad y la misericordia de Dios nunca cambiaron. Él es bueno para los que Le obedecen, pero es un fuego consumidor para aquellos que conocen las leyes que nos dio en el Antiguo Testamento y las desobedecen descaradamente. Decir o cantar que “Dios es tan bueno” mientras se ignoran Sus mandamientos es una ofensa seria. Obedece y recibe Sus bendiciones. | “El Señor guía con amor infalible y constancia a todos los que guardan Su pacto y obedecen a Sus exigencias.” Salmo 25:10.

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Juan el Bautista fue el único mensajero de Dios profetizado en el Antiguo Testamento y confirmado por Jesús. Además de Juan, no hay profecías, ni de los profetas del Señor ni en las palabras de Jesús en los evangelios, sobre el envío de otro hombre, dentro o fuera de la Biblia, cuyos enseñanzas debiéramos seguir. El gentil que conscientemente ignora las leyes eternas de Dios basándose en lo que leyó o escuchó de algún hombre que surgió después de que Jesús regresara al Padre se está basando en enseñanzas humanas. Nuestra única garantía contra los engaños de la serpiente es seguir fielmente las leyes que Dios nos dio a través de los profetas y de Su Hijo amado. Cualquier otra fuente de doctrina está sujeta a la interferencia humana. | “No añadan ni quiten nada a los mandamientos que les doy. Simplemente obedezcan los mandamientos del Señor, su Dios.” Deut 4:2.

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Toda doctrina primaria — doctrinas que tienen que ver con la salvación de las almas — necesita ser filtrada por las palabras de Jesús para ser verdadera. Lo que están predicando a los gentiles sobre la salvación no se fundamenta en los Evangelios y, por eso, es falso. Jesús nunca enseñó que la Ley de Su Padre fue cancelada o alterada para facilitar la salvación de los gentiles. Durante siglos, nuestros hermanos judíos que vivieron hasta Jesús siguieron las leyes de Dios en el Antiguo Testamento, incluyendo al propio Jesús, Sus parientes, amigos, apóstoles y discípulos. No hay nada malo con nosotros; si ellos pueden, nosotros también podemos. Y no solo podemos, sino que debemos, si queremos que el Padre nos envíe al Hijo. | “He revelado tu nombre a los hombres que del mundo me diste. Eran tuyos, y tú los diste a mí; y ellos han obedecido tu palabra [el Antiguo Testamento].” Juan 17:6.

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