Devocional Diario: Los pasos del hombre son dirigidos por el Señor; ¿cómo...

“Los pasos del hombre son dirigidos por el Señor; ¿cómo, pues, podrá el hombre entender su camino?” (Proverbios 20:24).

Muchas veces nos dejamos llevar por quejas sobre la rutina de la vida, sobre la simplicidad de nuestro papel en el mundo o sobre la ausencia de grandes oportunidades o reconocimiento. Sentimos como si nuestros esfuerzos estuvieran siendo desperdiciados, como si los años pasaran sin propósito. Cuando adoptamos esa postura, en la práctica estamos negando la presencia cuidadosa de un Padre amoroso que dirige cada uno de nuestros pasos. Es como si dijéramos que Dios nos ha olvidado — como si supiéramos, mejor que Él, cuál sería el tipo de vida ideal para nosotros.

Este tipo de pensamiento nace en un corazón que aún no se ha rendido completamente a la obediencia a las instrucciones del Creador. Mientras el ser humano rechace la poderosa Ley de Dios, permanece distante de su fuente de luz, lo que inevitablemente resulta en ceguera espiritual. Y dentro de esa oscuridad interior, no importa cuánto esfuerzo hagamos — jamás sabremos con claridad hacia dónde vamos. Sin la luz de la obediencia, la vida parece confusa, frustrante y sin dirección. Pero hay una salida, y comienza con una decisión: obedecer.

Al volvernos sinceramente a los mandamientos del Señor, algo glorioso sucede. La oscuridad da lugar a la luz, la confusión da paso a la claridad. Empezamos a ver con los ojos de la fe y entendemos que Dios nunca nos ha abandonado. Él nos está guiando con sabiduría, incluso en los caminos simples y ocultos. En esta nueva visión, encontramos paz, tranquilidad y la certeza de que lo mejor está reservado para quienes permanecen fieles. Y el destino final de este viaje iluminado por la obediencia es glorioso: la vida eterna en Cristo Jesús, donde todo finalmente tendrá sentido. -Stopford A. Brooke. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Querido Dios, te agradezco porque, aun cuando mi visión es limitada y mi corazón se pierde en quejas silenciosas, Tú permaneces fiel, conduciendo mis pasos con amor. Cuántas veces he cuestionado mi rutina, lamentado la simplicidad de mi vida o deseado reconocimiento, olvidando que cada detalle está bajo Tu control.

Padre mío, hoy te pido que me des un corazón rendido, que abandone toda queja y se afirme en la obediencia a Tus santas instrucciones. Que no camine más en la oscuridad de la desobediencia, sino que elija seguir la luz de Tu poderosa Ley. Abre mis ojos para ver con claridad aquello que ya estás haciendo, incluso cuando no lo percibo. Dame paz para aceptar los caminos sencillos y fuerza para permanecer fiel, sabiendo que Tú guías con sabiduría incluso los pasos más ocultos.

Oh, Santísimo Dios, te adoro y te alabo porque, al obedecer, todo se ilumina y cobra sentido. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es como una antorcha encendida en medio de la noche, que revela la belleza de Tu cuidado aun en los valles más silenciosos. Tus mandamientos son como brújulas celestiales que me guían con precisión hacia la promesa de la vida eterna, donde todo esfuerzo será recompensado y toda duda, finalmente, será respondida. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.



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