Devocional Diario: Pero el que fue sembrado en buena tierra es el que oye la palabra...

“Pero el que fue sembrado en buena tierra es el que oye la palabra y la entiende; éste da fruto y produce a ciento, a sesenta y a treinta por uno” (Mateo 13:23).

Dios no necesita trasladarnos a un nuevo escenario ni cambiar todas las circunstancias a nuestro alrededor para comenzar Su obra en nosotros. Él es plenamente capaz de actuar exactamente donde estamos, con las condiciones que nos rodean hoy. Es allí, en el terreno actual de nuestra vida, donde hace brillar Su sol y caer Su rocío. Lo que antes parecía un obstáculo puede convertirse precisamente en el instrumento que Él usará para fortalecernos, madurarnos y transformarnos. Ninguna limitación, ninguna frustración, ningún retraso en nuestro camino es capaz de frustrar los planes del Señor — siempre que estemos dispuestos a obedecer.

Muchos piensan que su pasado los ha alejado demasiado de Dios, que sus fallos anteriores han hecho imposible el crecimiento espiritual. Pero eso es una mentira del enemigo. Mientras hay vida, hay esperanza. No importa cuán seca esté el alma o cuántas imperfecciones hayamos acumulado — si decidimos hoy obedecer fielmente la poderosa Ley de Dios, la transformación comienza de inmediato. La obediencia es el punto de partida de la restauración. Es la decisión práctica y valiente de caminar con Dios, incluso cuando todo a nuestro alrededor parece confuso.

La verdad es simple y poderosa: bendiciones, liberación y salvación esperan a quienes eligen ser fieles. La nueva identidad espiritual no proviene de emociones, ni de palabras vacías, sino de un corazón que decide obedecer los mandamientos del Señor. Dios no está lejos. Está listo para actuar — y todo lo que necesita es un corazón dispuesto a vivir según Su voluntad. Obedece, y verás la vida florecer donde antes parecía imposible. -Hannah Whitall Smith. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Querido Dios, te agradezco porque no necesitas cambiar el escenario de mi vida para comenzar Tu obra en mí. Eres poderoso para actuar exactamente aquí, en el terreno que piso hoy, con todas las limitaciones, frustraciones y desafíos que me rodean. Gracias porque, aun cuando todo parece estancado o difícil, Tu sol aún puede brillar y Tu rocío aún puede caer sobre mi alma. Tú transformas obstáculos en instrumentos, y nada puede frustrar Tus planes cuando elijo obedecer con fe.

Padre mío, hoy te pido que rompas toda mentira que me hace creer que el pasado me ha alejado demasiado de Ti. Sé que, mientras hay vida, hay esperanza — y que la obediencia a Tu poderosa Ley es el inicio de todo. Dame valor para caminar Contigo incluso cuando todo parezca confuso. Purifica mi corazón, restaura mi visión y haz florecer, en este suelo seco, la vida que sólo Tú puedes generar. Que mi transformación comience hoy, por el simple acto de obedecerte con sinceridad.

Oh, Santísimo Dios, te adoro y te alabo porque ofreces restauración y vida nueva a quienes deciden seguirte con fidelidad. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es como la lluvia suave que renueva el suelo cansado y prepara el terreno para la cosecha eterna. Tus mandamientos son como semillas de luz que germinan incluso en el desierto, haciendo brotar alegría, paz y una nueva identidad en Ti. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.



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