
Nuestro acceso al mundo espiritual es limitado, y por eso es difícil saber si estamos siendo engañados por alguna mentira del diablo. Es por eso que Dios nos dejó Su santa Ley y nos instruyó por medio de Su Hijo. Con todas nuestras fuerzas y con la ayuda del Espíritu Santo, debemos procurar nunca desviarnos de las leyes que el Señor nos entregó en el Antiguo Testamento. Además, Jesús nunca profetizó sobre ningún hombre, dentro o fuera de la Biblia, que tuviera autorización para cambiar siquiera un jota o un tilde de la Ley de Su Padre. No te engañes: somos salvos al agradar al Padre y ser enviados al Hijo, y el Padre se agrada del gentil que sigue las mismas leyes que Jesús y Sus apóstoles seguían. | “Tú ordenaste tus mandamientos, para que los cumplamos al pie de la letra.” Salmos 119:4
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