Devocional Diario: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; sin embargo,...

“Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; sin embargo, no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42).

Existe una paz y una alegría incomparables cuando nuestra voluntad finalmente se alinea con la voluntad de Dios. Ya no hay lucha interior, ya no hay resistencia — hay descanso. Cuando confiamos en que el Señor está en control y le entregamos a Él el gobierno total de nuestra vida, no solo encontramos alivio, sino que descubrimos el verdadero propósito de nuestra existencia. La voluntad de Dios es perfecta, y cuando nos unimos a ella, nada en este mundo puede detenernos, pues estaremos fluyendo con el Creador de todas las cosas.

Pero es esencial entender algo: solo hay una manera de alinearse con esa voluntad perfecta — obedeciendo la poderosa Ley de Dios. No se trata de emoción, ni de intenciones vagas. Lo que Dios quiere de nosotros ha sido revelado con claridad, a través de Sus profetas y de Su Hijo. La voluntad de Dios para cada ser humano es la obediencia. Y cuando finalmente dejamos de escuchar a los que rechazan esta verdad, cuando dejamos de seguir a la multitud y elegimos nadar contra la corriente, escuchando y obedeciendo los santos mandamientos del Señor, entonces llega la bendición.

Es en ese momento cuando el Padre se revela, cuando Él se acerca y Se complace. La obediencia abre las puertas del amor divino y nos conduce al Hijo — Jesús, nuestro Salvador. Cuando elegimos la fidelidad a la Ley del Señor, no importa cuántos se opongan, no importa cuánto seamos criticados, porque el cielo se mueve a nuestro favor. Esta es la verdadera vida: vivir en total alineamiento con la voluntad de Dios revelada en Su santa Ley. -Adaptado de Henry Edward Manning. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Padre Santo, hoy reconozco que no hay camino mejor que el Tuyo. Quiero alinear mi voluntad a la Tuya, quiero encontrar alegría en estar completamente entregado a Ti. Ya no quiero luchar contra lo que el Señor ha determinado, sino descansar en la certeza de que Tu voluntad es perfecta y llena de amor.

Señor, muéstrame Tu camino y fortaléceme para seguir fielmente Tu poderosa Ley. Que no me deje llevar por la influencia de aquellos que ignoran Tu voluntad. Dame valor para nadar contra la corriente, para escuchar y obedecer todo lo que el Señor nos ha instruido a través de Tus profetas. Quiero vivir para agradarte y recibir desde lo alto Tu aprobación.

Oh, Santísimo Dios, te adoro y te alabo por ser inmutable en justicia y fiel con los que te obedecen. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es como una brújula divina que siempre apunta a la verdad y mantiene el alma firme en medio del caos. Tus mandamientos son como raíces profundas que sostienen a los que te temen, produciendo fruto de paz, bendición y salvación. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.



Compartir