"Cuando pases por las aguas, estaré contigo, y cuando por los ríos, no te cubrirán" (Isaías 43:2).
El Señor no abre el camino de antemano ni elimina todos los obstáculos antes de que lleguemos a ellos. Él actúa en el momento justo, cuando estamos al borde de la necesidad. Esto nos enseña a confiar paso a paso, día tras día. En vez de vivir atormentados por las dificultades futuras, somos llamados a caminar con fe en el presente, sabiendo que la mano de Dios estará extendida cuando la necesitemos.
Esta confianza se vuelve sólida cuando elegimos andar en los magníficos mandamientos del Altísimo. Ellos nos enseñan a avanzar sin miedo, a dar el siguiente paso aunque el camino aún parezca cubierto. La obediencia transforma cada paso incierto en una experiencia con el poder de Dios, mostrando que Sus promesas se cumplen en el momento adecuado.
Así que, no te preocupes por las aguas antes de llegar a ellas. Sigue fielmente el camino del Señor, y cuando estés frente al desafío, verás Su mano sosteniéndote. El Padre guía a los obedientes con seguridad, revelando el camino en el momento justo y preparándolos para la vida eterna en Jesús. Adaptado de J. R. Miller. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.
Ora conmigo: Padre amado, te alabo porque eres fiel en cada etapa de mi jornada. Enséñame a confiar en Tu tiempo y a no temer los desafíos del mañana.
Señor, ayúdame a caminar de acuerdo con Tus magníficos mandamientos, paso a paso, sin ansiedad, sabiendo que Tu mano estará conmigo en cada obstáculo.
Oh, Dios querido, te agradezco porque, cuando llego a las aguas, Tú estás allí para sostenerme. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es un camino firme bajo mis pies. Tus mandamientos son faros que iluminan cada paso. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.
























