La Ley de Dios: Devocional Diario: "Entonces las vacas feas y flacas comieron las siete...

“Entonces las vacas feas y flacas comieron las siete vacas hermosas y gordas… Las espigas marchitas engulleron las siete espigas grandes y llenas. Entonces el faraón despertó; era un sueño” (Génesis 41:4, 7).

Este sueño del faraón trae una advertencia poderosa para todos nosotros: los mejores años de nuestra vida, las mayores experiencias espirituales y las victorias más gloriosas pueden ser engullidas por períodos de desobediencia y distanciamiento de Dios. Muchos comenzaron bien, tuvieron grandes conquistas espirituales, fueron instrumentos poderosos en las manos del Señor, pero permitieron que la negligencia y la falta de vigilancia lo llevaran todo a perder. No hay nada más triste que ver a un siervo de Dios, que ya experimentó la gloria de la obediencia y de las bendiciones divinas, ser vencido por la frialdad espiritual y la inutilidad en el Reino.

Pero esta tragedia puede y debe ser evitada. La única garantía de seguridad contra este declive espiritual es el contacto renovado y continuo con Dios. No basta tener un pasado de fidelidad, es necesario vivir en obediencia todos los días. Solo aquel que mantiene una relación constante con el Padre a través de la obediencia a Su poderosa Ley permanecerá firme y no será devorado por el tiempo de sequía espiritual. Las vacas flacas y las espigas marchitas no tendrán lugar en la vida de aquel que se mantiene fiel al Señor, porque Dios sostiene y fortalece a los que caminan según Su voluntad.

Si queremos evitar el fracaso espiritual, necesitamos elegir hoy y cada día obedecer. No podemos depender de experiencias pasadas, sino de un compromiso constante y renovado con Dios y Su Palabra. Solo así permaneceremos fructíferos y plenos, creciendo continuamente en la presencia del Padre y del Hijo. -Adaptado de Lettie B. Cowman. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Querido Dios, es verdad que los mejores momentos de mi vida espiritual pueden perderse si no permanezco vigilante en Tu presencia. Sé que no basta tener un pasado de fidelidad; necesito renovar diariamente mi compromiso Contigo para que mi fe no se debilite. Enséñame a vivir en constante obediencia a Tu santa Ley, para que los años de sequía y distanciamiento jamás tengan poder sobre mí.

Mi Padre, hoy Te pido que guardes mi corazón de la negligencia espiritual. No quiero ser vencido por la frialdad, ni permitir que la desobediencia destruya las bendiciones que ya he recibido de Ti. Dáme un espíritu vigilante y un deseo ardiente de buscarte continuamente. Que mi fe no se apoye en experiencias pasadas, sino en una relación viva y creciente Contigo, fundamentada en la obediencia y en el amor a Tu voluntad.

Oh, Santísimo Dios, Te adoro y Te alabo porque sostienes a aquellos que eligen caminar según Tus caminos. Gracias porque en Ti encuentro fuerza para perseverar y continuar fructificando. Que mi vida esté siempre marcada por la fidelidad y la constancia en Tu Palabra, para que ningún tiempo de sequía pueda alejarme de Ti. Tu Hijo amado es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley nunca me deja confundido. Tus mandamientos son la melodía suave que calma las tormentas de mi ser. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.



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