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Devocional Diario: "¿Quién subirá al monte del Señor? ¿Quién permanecerá en Su lugar...

"¿Quién subirá al monte del Señor? ¿Quién permanecerá en Su lugar santo? El de manos limpias y puro de corazón" (Salmos 24:3-4).

Ciertamente no es incorrecto pensar y hablar sobre el cielo. Es natural querer saber más acerca del lugar donde el alma vivirá por toda la eternidad. Si alguien fuera a mudarse a una ciudad nueva, haría preguntas sobre el clima, las personas, el ambiente — procuraría saber todo lo que pudiera. Y, al fin y al cabo, todos nosotros estamos a punto de mudarnos a otro mundo, un mundo eterno donde Dios reina.

Tiene sentido, entonces, buscar conocer ese destino eterno. ¿Quién ya está allí? ¿Cómo es ese lugar? Y, sobre todo, ¿cuál es el camino que lleva hasta él? Estas preguntas son importantes, pues no estamos hablando de un viaje temporal, sino de una morada definitiva. El cielo es real — y está reservado para aquellos que han sido aprobados por el Señor.

Pero esa aprobación no viene por suposiciones o buenas intenciones, sino por la obediencia a la poderosa Ley de Dios y al cumplimiento de Sus perfectos mandamientos. Aquellos que heredarán ese mundo glorioso son los que eligieron vivir aquí según los caminos del Creador. Buscar el cielo exige vivir de manera digna delante de Dios, con fidelidad y temor. -Adaptado de D. L. Moody. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Señor mi Dios, Te agradezco por haber preparado un lugar eterno para aquellos que Te aman y Te obedecen. El cielo es real, y yo quiero estar Contigo en ese mundo glorioso donde Tú reinas en santidad.

Pon en mi corazón un deseo verdadero de conocerte más, de andar en Tus caminos y de prepararme con seriedad para la eternidad. No quiero vivir distraído con las cosas pasajeras, sino enfocado en Tu voluntad y firme en Tu poderosa Ley y en Tus santos mandamientos.

Oh, Santísimo Dios, Te adoro y Te alabo por darme esperanza de una vida sin fin a Tu lado. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es el mapa que guía los pasos del justo hasta las puertas de Tu morada. Tus perfectos mandamientos son como señales seguras que apuntan el camino al cielo. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.

Devocional Diario: "Enséñame a hacer Tu voluntad, porque Tú eres mi...

"Enséñame a hacer Tu voluntad, porque Tú eres mi Dios; que Tu buen Espíritu me guíe por tierra llana" (Salmos 143:10).

La condición espiritual más elevada es aquella en la que la vida fluye de forma espontánea y natural, como las aguas profundas del río de Ezequiel, donde el nadador ya no lucha, sino que es llevado con fuerza por la corriente. Este es el estado en el que el alma no necesita esforzarse para hacer el bien — se mueve al ritmo de la vida divina, guiada por impulsos que provienen del mismo Dios.

Pero esta libertad espiritual no nace de un sentimiento pasajero. Se construye con esfuerzo, disciplina y fidelidad. Los hábitos espirituales profundos comienzan, como cualquier hábito verdadero, con un acto claro de voluntad. Es necesario elegir obedecer — incluso cuando es difícil — y repetir esa elección hasta que la obediencia se convierta en parte natural del ser.

El alma que desea vivir así necesita afirmarse en la poderosa Ley de Dios y practicar Sus hermosos mandamientos. Es mediante esta fidelidad repetida que la obediencia deja de ser un esfuerzo constante y se transforma en un movimiento espontáneo del alma. Y cuando esto sucede, la persona es guiada por el mismo Espíritu del Señor, viviendo en comunión con el cielo. -Adaptado de A. B. Simpson. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Señor mi Dios, Te agradezco porque deseas que mi vida espiritual sea firme, libre y llena de Tu presencia. No me llamas a una vida de esfuerzo vacío, sino a una caminata en la que la obediencia se convierte en alegría.

Ayúdame a elegir lo correcto, incluso cuando sea difícil. Dame disciplina para repetir el bien hasta que se convierta en parte de quien soy. Quiero formar en mí los hábitos santos que Te agradan, y quiero afirmarme cada día más en Tu Ley y en Tus mandamientos, pues sé que en ellos está la verdadera vida.

Oh, Santísimo Dios, Te adoro y Te alabo porque Tú mismo me fortaleces para obedecer. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es el camino donde mi alma aprende a caminar sin miedo. Tus hermosos mandamientos son como corrientes de un río celestial, que me llevan siempre más cerca de Ti. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.

Devocional Diario: Sin fe es imposible agradar a Dios, porque quien se acerca a él debe...

“Sin fe es imposible agradar a Dios, porque quien se acerca a él debe creer que existe y que recompensa a quienes lo buscan” (Hebreos 11:6).

Abrán inició su jornada sin saber a dónde lo llevaría Dios. Obedeció a un llamado noble, aun sin entender lo que eso traería. Dio solo un paso, sin exigir explicaciones ni garantías. Eso es la verdadera fe: hacer la voluntad de Dios en el presente y confiarle a Él los resultados.

La fe no necesita ver todo el camino; basta con que se concentre en el paso que Dios ha ordenado ahora. No se trata de comprender todo el proceso moral, sino de ser fiel en la acción moral que está delante de uno. Fe es obediencia inmediata, aun sin total claridad, porque confía plenamente en el carácter del Señor que ha mandado.

Esa fe viva se expresa en la obediencia a la poderosa Ley de Dios y a Sus increíbles mandamientos. Quien realmente cree, obedece sin dudar. El alma fiel actúa conforme a la voluntad del Creador y deja en Sus manos la dirección y el destino. Es esa confianza la que hace que la obediencia sea ligera y el caminar seguro. -Adaptado de John Jowett. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Señor mi Dios, te agradezco por llamarme a caminar Contigo, aun cuando no veo todo el camino. Tú no me revelas todo de una vez, pero me invitas a confiar paso a paso.

Ayúdame a vivir esa fe verdadera — no solo de palabras, sino de acciones. Dame valor para obedecer aun sin entenderlo todo, y fidelidad para cumplir lo que ya me has revelado en Tu Ley y en Tus mandamientos. Que mi corazón no se distraiga con el futuro, sino que permanezca firme en lo que el Señor exige de mí hoy.

Oh, Santísimo Dios, te adoro y te alabo porque eres digno de toda confianza. Tu Hijo amado es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es el sendero firme donde puedo pisar sin miedo. Tus maravillosos mandamientos son como luces encendidas en cada paso, guiándome con amor. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.

Devocional Diario: Que las palabras de mi boca y la meditación de mi...

“Que las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón sean agradables a ti, Señor, mi Roca y mi Redentor.” (Salmos 19:14).

Existe un tipo de silencio que va más allá de no hablar mal de los demás: es el silencio interior, especialmente sobre uno mismo. Ese silencio exige que la persona controle su imaginación — evitando revivir lo que escuchó o dijo, o perderse en pensamientos fantasiosos, ya sea sobre el pasado o el futuro. Es una señal de progreso espiritual cuando la mente aprende a concentrarse solo en lo que Dios ha puesto delante de ella en el momento presente.

Los pensamientos dispersos siempre surgirán, pero es posible impedir que dominen el corazón. Es posible alejarlos, rechazar el orgullo, la irritación o los deseos terrenales que los alimentan. El alma que aprende este tipo de disciplina comienza a experimentar el silencio interior — no un vacío, sino una paz profunda, donde el corazón se vuelve sensible a la presencia de Dios.

Sin embargo, este dominio de la mente no se logra solo por la fuerza humana. Nace de la obediencia a la poderosa Ley de Dios y a la práctica de Sus perfectos mandamientos. Son ellos los que purifican los pensamientos, fortalecen el corazón y crean en cada alma un espacio donde el Creador puede habitar. Quien vive así descubre una comunión íntima con Dios que lo transforma todo. -Adaptado de Jean Nicolas Grou. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Señor mi Dios, te agradezco porque te importa no solo mis acciones, sino también mis pensamientos. Tú conoces todo lo que pasa dentro de mí, y aun así me llamas a estar Contigo.

Enséñame a guardar el silencio interior. Ayúdame a controlar mi mente, a no perderme en recuerdos inútiles ni en deseos vacíos. Dame enfoque en lo que realmente importa — la obediencia a Tu voluntad, el servicio fiel que has puesto delante de mí, y la paz que viene cuando te busco con sinceridad.

Oh, Santísimo Dios, te adoro y te alabo porque me atraes hacia Ti, incluso cuando mi mente se dispersa. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es como un muro de protección que guarda mis pensamientos y purifica mi corazón. Tus maravillosos mandamientos son como ventanas abiertas que dejan entrar la luz del cielo en mi alma. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.

Devocional Diario: Me alegraré grandemente por tu amor, porque viste mi aflicción y...

“Me alegraré grandemente por tu amor, porque viste mi aflicción y conociste la angustia de mi alma” (Salmos 31:7).

Dios conoce completamente a cada ser humano. Ni siquiera el pensamiento más oculto, aquel que la propia persona evita enfrentar, está escondido de Sus ojos. A medida que alguien comienza a conocerse de verdad, empieza a verse a sí mismo más como Dios lo ve. Y entonces, con humildad, comienza a entender los propósitos del Señor en su vida.

Cada situación — cada retraso, cada deseo no cumplido, cada esperanza frustrada — tiene un motivo exacto y un lugar preciso en el plan de Dios. Nada es por casualidad. Todo está perfectamente ajustado al estado espiritual de la persona, incluyendo partes de su interior que ni siquiera ella conocía hasta entonces. Hasta que llegue ese entendimiento, es necesario confiar en la bondad del Padre y aceptar, con fe, todo lo que Él permite.

Ese viaje de autoconocimiento debe ir de la mano con la obediencia a la poderosa Ley de Dios y a Sus maravillosos mandamientos. Porque cuanto más un alma se somete a lo que el Señor ordena, más se alinea con la verdad, más se conoce a sí misma y más se acerca al Creador. Conocerse a uno mismo, obedecer con fidelidad y confiar plenamente — ese es el camino para conocer verdaderamente a Dios. -Adaptado de Edward B. Pusey. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Señor mi Dios, te alabo porque Tú me conoces profundamente. Nada en mí está oculto para Ti, ni siquiera los pensamientos que intento evitar. Tú examinas mi corazón con perfección y amor.

Ayúdame a obedecerte de verdad, incluso cuando no entiendo tus caminos. Dame humildad para aceptar tus correcciones, paciencia para esperar tus tiempos y fe para confiar en que todo lo que permites es para mi bien. Que cada dificultad me revele algo sobre mí que necesito transformar, y que cada paso de obediencia me acerque más a Ti.

Oh, Santísimo Dios, te adoro y te alabo porque, aun conociendo cada parte de mi ser, no te rindes conmigo. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es el espejo que revela mi alma y me guía firmemente en tu luz. Tus mandamientos son como llaves de oro que abren los secretos de tu santidad y de la verdadera libertad. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.

Devocional Diario: ¡Tu amor es mejor que la vida! Por eso mis...

“¡Tu amor es mejor que la vida! Por eso mis labios te alabarán” (Salmos 63:3).

Cuando el corazón está cargado, esto revela que la voluntad de Dios aún no es lo más dulce para el alma. Muestra que la verdadera libertad, aquella que proviene de la obediencia al Padre, aún no ha sido plenamente comprendida. Es señal de que la filiación divina —el privilegio de ser llamado hijo del Altísimo— aún no ha sido vivida en toda su fuerza y alegría.

Si el alma aceptara con fe todo lo que el Señor permite, incluso las pruebas se convertirían en actos de obediencia. Nada sería en vano. El consentimiento sincero al plan de Dios transforma el dolor en ofrenda, la carga en entrega, la lucha en comunión. Esta entrega solo es posible cuando el alma camina dentro de la poderosa Ley de Dios y guarda Sus perfectos mandamientos.

Es por medio de esta obediencia práctica, diaria y amorosa que el hijo de Dios prueba lo que es ser verdaderamente libre, verdaderamente feliz. Cuando alguien acepta la voluntad del Padre y vive según Sus caminos, incluso los momentos difíciles se convierten en oportunidades de adoración. Obedecer la voluntad del Creador es el único camino para transformar el sufrimiento en bendición, y el peso en paz. -Adaptado de Henry Edward Manning. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Señor mi Dios, reconozco que, muchas veces, mi corazón se entristece porque aún amo más mi propia voluntad que la Tuya. Perdóname por cada vez que resisto a lo que es correcto y me niego a ver Tu voluntad como el mayor bien.

Enséñame, oh Padre, a obedecerte incluso en las pruebas. Quiero entregarte todo, no solo los momentos fáciles, sino también las luchas y dificultades. Que cada sufrimiento que enfrente sea transformado en obediencia, y que toda mi vida sea una ofrenda viva delante de Tu altar. Dame un corazón que consienta con alegría a Tu plan.

Oh, Santísimo Dios, te adoro y te alabo por llamarme hijo y darme la oportunidad de vivir para Ti. Tu Hijo amado es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es la llave de la verdadera libertad, que rompe mis cadenas y me acerca a Ti. Tus increíbles mandamientos son como pasos seguros sobre un camino de paz y gloria. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.

Devocional Diario: Entonces le preguntaron: ¿Qué necesitamos hacer para realizar las...

“Entonces le preguntaron: ¿Qué necesitamos hacer para realizar las obras que Dios requiere?” (Juan 6:28).

Dios es un Padre bondadoso. Él coloca a cada persona exactamente donde desea que esté y le da a cada uno una misión especial, que forma parte de la obra del Padre. Ese trabajo, cuando se realiza con humildad y sencillez, se convierte en algo placentero y significativo. El Señor no entrega tareas imposibles — siempre da suficiente fuerza y entendimiento para que la persona cumpla lo que Él ha determinado.

Cuando alguien se siente confundido o agotado, muchas veces es porque se ha alejado de lo que Dios ordenó. El error no está en lo que el Padre pidió, sino en cómo la persona está lidiando con ello. Dios quiere que Sus hijos le sirvan con alegría y paz en el corazón. Y la verdad es que nadie puede agradar verdaderamente a Dios si está en constante rebeldía o descontento. La obediencia a la voluntad divina es el camino de la verdadera satisfacción.

Por eso, si el alma desea agradar al Padre y encontrar propósito, necesita obedecer con amor la poderosa Ley de Dios y seguir Sus hermosos mandamientos. Viviendo conforme a los preceptos del Creador, el trabajo diario adquiere sentido, el corazón encuentra descanso y la comunión con el Altísimo se vuelve real. La paz que viene de Dios está reservada para quienes caminan en Sus caminos. -Adaptado de John Ruskin. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Señor mi Dios, te agradezco por ser un Padre bondadoso, que cuida de mí y me da tareas conforme a Tu voluntad. Tú sabes lo que es mejor para mí, y siempre me concedes fuerza y entendimiento para cumplir lo que esperas.

Perdóname cuando me quejo, me confundo o me alejo de lo que has ordenado. Enséñame a realizar todo con humildad y alegría, recordando que es para Ti que trabajo. Que nunca olvide que la obediencia a Tu Ley y el cumplimiento de Tus mandamientos son el camino seguro para agradarte y vivir en paz.

Oh, Santísimo Dios, te adoro y te alabo por cada día de vida, por cada misión que me confías y por cada enseñanza que viene de Tu boca. Tu Hijo amado es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es como una luz que organiza mi camino y da sentido a mi existencia. Tus mandamientos son como semillas celestiales que florecen en alegría y verdad dentro de mí. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.

Devocional Diario: Por su decisión él nos engendró por la palabra de la verdad...

“Por su decisión él nos engendró por la palabra de la verdad, a fin de que seamos como los primeros frutos de todo lo que él creó” (Santiago 1:18).

Cuando alguien vive plenamente el momento presente, con el corazón abierto y libre de egoísmo, está en la mejor posición posible para oír la voz de Dios. Es en ese estado de sincera atención y entrega que el Creador habla. El Señor está siempre dispuesto a comunicarse con quienes se presentan ante Él con humildad y sensibilidad.

En vez de perderse en el pasado o preocuparse por el futuro, el alma debe posicionarse con claridad en el ahora, atenta a lo que Dios quiere mostrar. Es en ese instante presente que el Padre revela los pasos que acercan el alma a Él. Aquellos que escuchan y obedecen Su poderosa Ley reciben el privilegio de entrar en comunión íntima con el Creador.

Y es en esa intimidad donde se esconden las bendiciones más profundas: verdadera paz, dirección segura, fuerza para obedecer y ánimo para vivir. Quien se entrega al momento con fe y sinceridad encuentra a Dios allí — listo para transformar, guiar y salvar. El camino hacia Él comienza con un corazón dispuesto a escuchar. -Adaptado de Thomas Cogswell Upham. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Señor mi Dios, te agradezco por esta oportunidad de vivir un día más delante de Ti. Tú eres un Dios presente, que habla con aquellos que te buscan de verdad. Enséñame a dejar de lado las distracciones y a vivir cada momento atento a lo que Tú quieres revelar.

Ayúdame a estar totalmente abierto a Tu toque, con mis pensamientos y sentimientos enfocados en Tu voluntad. No quiero vivir en el pasado, ni ansioso por el futuro — quiero encontrarte aquí, ahora, donde Tú estás listo para guiarme y bendecirme. Toca mi corazón y muéstrame el camino que me acerca más a Ti.

Oh, Santísimo Dios, te adoro y te alabo por ser un Padre tan cercano, tan atento, tan generoso con quienes te buscan. Tú no escondes tus caminos de aquellos que se entregan con sinceridad. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es el faro que brilla en el presente y conduce a Tu corazón. Tus mandamientos son como portales sagrados que nos abren las riquezas de la comunión Contigo. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.

Devocional Diario: Y la incomparable grandeza de su poder para con nosotros...

“Y la incomparable grandeza de su poder para con nosotros, los que creemos, conforme a la actuación de su poderosa fuerza” (Efesios 1:19).

Una raíz plantada en el mejor suelo, con el clima ideal y recibiendo todo lo que el sol, el aire y la lluvia pueden ofrecer, aun así no tiene garantía de alcanzar la perfección. Sin embargo, el alma que busca sinceramente todo lo que Dios desea dar está en un camino mucho más seguro de crecimiento y plenitud. El Padre siempre está dispuesto a derramar vida y paz sobre aquellos que lo buscan con sinceridad.

Ningún brote que se estira hacia el sol tiene tanta certeza de respuesta como el alma que se vuelve hacia el Creador. Dios, siendo la fuente de todo bien, se comunica con poder y amor a quienes desean verdaderamente participar de Su presencia. Donde hay aspiración sincera y obediencia viva, allí Dios se manifiesta. Él no ignora a quien lo busca con fe y humildad.

Por eso, más importante que el ambiente que nos rodea es la dirección del corazón. Cuando un alma se inclina ante la voluntad de Dios y decide seguir Su poderosa Ley, recibe vida de lo Alto. Los mandamientos del Señor son caminos de luz para todos los que en Él confían. Obedecer con sinceridad es abrir el propio ser para todo lo que el Creador desea derramar. -Adaptado de William Law. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Señor mi Dios, te agradezco por ser tan accesible y tan dispuesto a recibirme. Mientras muchas cosas en la vida son inciertas, tu fidelidad nunca falla. Si te busco con sinceridad, sé que vendrás a mi encuentro con amor y poder.

Quiero que mi corazón desee más tu presencia que cualquier cosa de este mundo. Enséñame a extender mi alma hacia ti, así como la planta se estira hacia el sol. Dame un espíritu obediente, que ame tus caminos y confíe en tus mandamientos. No quiero vivir al margen de tu voluntad.

Oh, Santísimo Dios, te adoro y te alabo por nunca rechazar a un alma sincera. Tú te comunicas con quienes te aman y obedecen, y yo deseo vivir así. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es como la lluvia que penetra el suelo y da vida abundante. Tus mandamientos son como rayos de sol que calientan, guían y fortalecen el camino del justo. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.

Devocional Diario: ustedes también están siendo utilizados como piedras vivas...

“ustedes también están siendo utilizados como piedras vivas en la edificación de una casa espiritual para ser sacerdocio santo” (1 Pedro 2:5).

Dondequiera que Dios lleve nuestras almas después de dejar estos cuerpos frágiles, allí también estaremos dentro del mismo gran templo. Ese templo no pertenece solo a la Tierra — es más grande que nuestro mundo. Es la casa sagrada que abarca todos los lugares donde Dios está presente. Y como no hay fin para el universo donde Dios reina, tampoco hay límites para ese templo vivo.

Ese templo no está hecho de piedras, sino de vidas que obedecen al Creador. Es un proyecto eterno, que está siendo formado paso a paso, hasta que todo refleje perfectamente quién es Dios. Cuando un alma aprende a obedecer con sinceridad, se encaja en esa gran construcción espiritual. Y cuanto más obedece, más se convierte en una expresión viva de la voluntad del Señor.

Por eso, el alma que desea formar parte de ese plan eterno necesita someterse a Su poderosa Ley, seguir Sus mandamientos con fe y dedicación. Así es como la creación será, al final, un reflejo puro de Su gloria. -Adaptado de Phillips Brooks. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Señor Dios, sé que mi cuerpo es frágil y pasajero, pero el alma que Tú me diste pertenece a algo mucho mayor. Te agradezco porque preparaste un lugar más allá de este mundo, donde Tu presencia lo llena todo, y donde los que Te obedecen viven en paz y alegría. Enséñame a valorar esa esperanza eterna.

Quiero formar parte, oh Padre, de Tu templo vivo — no solo en el futuro, sino ya aquí y ahora. Dame un corazón sumiso, que desee agradarte por encima de todo. Que mi obediencia sea sincera y constante. Moldéame para que sea útil en la obra que estás formando.

Oh, Santísimo Dios, te adoro y te alabo por incluirme en ese plan eterno, aun siendo pequeño e imperfecto. Me has llamado para algo que va más allá del tiempo, más allá de los mundos, más allá de mí. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es como el fundamento firme de ese templo invisible y glorioso. Tus mandamientos son como columnas vivas que sostienen la verdad y reflejan Tu santidad. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.