Devocional Diario: "¡Ah, Señor! Grande es Tu consejo y magnífica es Tu obra..."

"¡Ah, Señor! Grande es Tu consejo y magnífica es Tu obra" (Jeremías 32:19).

Hablamos de las leyes de la naturaleza como si fueran fuerzas frías, rígidas y automáticas. Pero detrás de cada una de ellas está Dios mismo, guiando todo con perfección. No existe una máquina ciega gobernando el universo — hay un Padre amoroso en el centro de todo. Para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, porque nada sucede fuera del cuidado de Aquel que sostiene todas las cosas. En cierto sentido, Dios organiza todo el universo para servir al propósito que Él tiene para cada vida.

Y ese cuidado se manifiesta con aún más claridad cuando elegimos seguir la magnífica Ley de Dios y Sus encantadores mandamientos. La obediencia alinea nuestro corazón al corazón del Creador, y es así como la vida entra en orden. Naturaleza, circunstancias, desafíos y victorias — todo comienza a trabajar a favor del alma que honra al Señor. Dios revela Sus planes solo a los obedientes; así es como Él protege, dirige y envía a cada fiel al Hijo para recibir perdón y salvación. Cuando confiamos y obedecemos, hasta las fuerzas más poderosas de la creación se convierten en instrumento de bien para nosotros.

Por eso, mantén tu confianza firme en el Padre y vive en sumisión a Sus mandamientos. El alma obediente jamás será aplastada por las presiones de la vida, porque está guardada por el Creador del universo. Cuando obedecemos, todo a nuestro alrededor se ajusta al propósito de Dios — y Su paz nos acompaña en cada paso. Adaptado de J.R. Miller. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Padre amado, gracias porque Tu amor gobierna todo lo que existe. No hay fuerza en la creación que no esté bajo Tu control.

Dios mío, ayúdame a vivir en confianza y obediencia, sabiendo que el Señor dirige todas las cosas para el bien de los que Te honran. Que mi vida esté siempre alineada con Tu voluntad.

Oh, Señor amado, Te agradezco porque hasta la naturaleza coopera con aquellos que siguen Tus caminos. Tu Hijo amado es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es el orden perfecto que sostiene mi vida. Tus mandamientos son protección y dirección para cada día mío. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.



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