Devocional Diario: El Señor cumplirá sus planes para mi vida (Salmos...

“El Señor cumplirá sus planes para mi vida” (Salmos 138:8).

¿Por qué nos preocupamos tanto por el futuro, si no está bajo nuestro control? Cuando intentamos ansiosamente moldear lo que está por venir, imaginando escenarios de bien o de mal según nuestra propia voluntad, terminamos invadiendo un territorio que pertenece únicamente a Dios. Esto no solo es inútil, sino que es una forma sutil de desconfianza. Dios tiene un plan perfecto, y nuestros intentos de anticipar o controlar ese plan solo nos alejan de la paz que Él desea darnos. Al hacerlo, nos desviamos del presente, que es precisamente donde el Señor está obrando en nuestra vida.

Esta inquietud por el mañana nos roba lo más precioso: la presencia de Dios hoy. Y, al perder ese enfoque, nos sobrecargamos con ansiedades que no fuimos creados para llevar. La verdadera paz solo puede experimentarse cuando descansamos en la certeza de que el futuro está en manos del Creador. Y hay una forma segura de garantizar que ese futuro será bueno —aquí en la tierra y por toda la eternidad—: aceptar con humildad las reglas de vida que Él ya nos ha revelado, que son los mandamientos contenidos en Su poderosa Ley.

Si hemos de preocuparnos por algo, que sea por nuestra obediencia. Que nuestro celo esté en vivir fielmente cada mandamiento que Dios nos ha dado a través de Sus profetas y a través de Jesús en los Evangelios. Esta es la única preocupación que vale la pena llevar, pues de ella depende todo: nuestra paz, nuestra fuerza, nuestro propósito y, al final, nuestra salvación. El futuro pertenece a Dios, pero el presente es nuestra oportunidad de elegir obedecer. -Adaptado de William Ellery Channing. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Querido Dios, te agradezco por recordarme que el futuro no está en mis manos, sino en las Tuyas. Cuántas veces he dejado que la ansiedad me domine por intentar controlar lo que está por venir, olvidando que Tú tienes un plan perfecto trazado para mí. Tú actúas en el presente, y es aquí, en este día, donde debo vivir con fe, confianza y obediencia.

Padre mío, hoy te pido que quites de mí la carga de la inquietud por el mañana y pongas en mi corazón un profundo celo por la obediencia a Tu voluntad. Enséñame a descansar en la certeza de que el futuro está seguro Contigo, y que mi verdadera responsabilidad está en vivir con fidelidad ahora, guardando Tus mandamientos con alegría y reverencia. Que cada decisión mía sea guiada por la luz de Tu poderosa Ley, para que no me pierda en los miedos de lo que aún no ha llegado.

Oh, Santísimo Dios, te adoro y te alabo porque me ofreces paz verdadera cuando elijo confiar y obedecer. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es como un ancla firme que me mantiene estable mientras el mundo gira en incertidumbres. Tus mandamientos son como llamas vivas que iluminan el presente y señalan con seguridad hacia el futuro glorioso que has preparado. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.



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