Devocional Diario: El Señor te guiará continuamente, saciará tu alma...

“El Señor te guiará continuamente, saciará tu alma aun en lugares áridos y fortalecerá tus huesos; serás como un jardín bien regado y como un manantial cuyas aguas nunca faltan” (Isaías 58:11).

Entrégate completamente a los cuidados y a la dirección del Señor, así como una oveja confía plenamente en su pastor. Pon en Él toda tu confianza, sin reservas. Aunque hoy te sientas como en un desierto —un lugar seco, vacío, sin señales de vida o esperanza, sea en tu interior o a tu alrededor—, debes saber que nuestro Pastor tiene poder para transformar hasta el suelo más árido en pastos verdes. Lo que a nuestros ojos parece estéril, a los ojos de Dios es solo un terreno listo para florecer bajo Su mano.

Puedes imaginar que aún falta mucho para alcanzar alegría, paz y abundancia. Pero el Señor puede hacer que ese lugar en el que te encuentras hoy se convierta precisamente en eso: un jardín vivo, lleno de belleza, propósito y renovación. Él es capaz de hacer que el desierto florezca como una rosa, incluso cuando todo parece perdido. Esa es la fuerza de nuestro Dios: traer vida donde antes solo había polvo y soledad. ¿Y el secreto para vivir esa transformación? Está en la obediencia a la poderosa e infalible Ley de Dios.

Fue precisamente por eso que el Creador nos dio Sus mandamientos: para que supiéramos con claridad el camino de la felicidad aquí en la tierra. No estamos perdidos ni desorientados: tenemos una dirección segura. La Ley de Dios es como un mapa confiable en un mundo desordenado. Quien la sigue, encuentra la verdadera paz, incluso en tiempos difíciles. Y al final del camino, ese sendero de obediencia nos lleva a la corona eterna en Cristo Jesús, la recompensa prometida para todos los que viven para agradar al Padre. -Adaptado de Hannah Whitall Smith. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Querido Dios, te agradezco porque puedo descansar plenamente en tus cuidados. Aun cuando mi alma se siente en un desierto, sin vida ni esperanza, Tú permaneces como mi Pastor fiel. Tú ves más allá de mis limitaciones y transformas el suelo más árido en pastos verdes. Lo que para mí parece perdido, para Ti es solo el comienzo de una obra gloriosa.

Padre mío, hoy te pido que me ayudes a confiar más, a obedecer con mayor firmeza y a entregarme totalmente a la dirección que viene de Ti. Que no me desvíe ni a la derecha ni a la izquierda, sino que siga fielmente el camino que has revelado por medio de Tu poderosa Ley. Enséñame a ver, aun en medio de la aridez, las semillas que ya has plantado, y dame un corazón que espera, confía y obedece. Sé que, incluso en este lugar donde estoy ahora, Tú puedes hacer florecer alegría, paz y vida abundante.

Oh, Santísimo Dios, te adoro y te alabo porque nunca me dejas sin dirección. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es como una fuente que brota en medio del desierto, trayendo frescura, belleza y propósito a mi alma cansada. Tus mandamientos son como senderos seguros que me guían día tras día, hasta que alcance la corona eterna que has preparado para los que te aman. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.



Compartir