"Los ojos del Señor están sobre toda la tierra, para mostrarse fuerte a favor de aquellos cuyo corazón es completamente de Él" (2 Crónicas 16:9).
Todos los días nos enfrentamos a lo desconocido. Nadie sabe qué experiencias vendrán, qué cambios surgirán o qué necesidades aparecerán. Pero el Señor ya está allí, antes que nosotros, cuidando de cada detalle. Él nos asegura que Sus ojos están sobre nuestros días desde el principio hasta el fin del año, sosteniéndonos con aguas que jamás se secan y fuentes que nunca fallan. Es esta certeza la que transforma el miedo en confianza y la ansiedad en paz.
Para vivir con esa seguridad, necesitamos alinear nuestra vida a los sublimes mandamientos del Altísimo. Ellos nos enseñan a depender de Dios como la única fuente, en vez de confiar en los recursos inestables del mundo. Cada paso de obediencia es como beber de las fuentes eternas, recibiendo fuerzas para enfrentar lo que aún no conocemos y encontrando equilibrio incluso en tiempos de prueba.
Así que, avanza hacia este nuevo día confiando en el Señor. El Padre no deja faltar lo necesario para quienes Le pertenecen. Quien camina en fidelidad descubre que lo desconocido no es un enemigo, sino un escenario donde Dios revela Su cuidado, guiándonos con seguridad y preparándonos para la vida eterna en Jesús. Adaptado de Lettie B. Cowman. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.
Ora conmigo: Padre amado, te alabo porque tus ojos están sobre cada nuevo día aun antes de que comience. Confío en que el Señor ya ha preparado todo lo que necesito.
Señor, ayúdame a vivir según tus sublimes mandamientos, para que dependa solamente de Ti en cada momento de mi camino.
Oh, Dios querido, te agradezco porque tus fuentes nunca se secan. Tu Hijo amado es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es un río constante que me sostiene. Tus mandamientos son corrientes de vida que renuevan mi alma. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.