Devocional Diario: Los planes del Señor permanecen para siempre; sus propósitos...

“Los planes del Señor permanecen para siempre; sus propósitos jamás serán conmovidos” (Salmos 33:11).

Dios tiene Su tiempo — y es perfecto. Ni antes, ni después. Pero para nosotros, que vivimos atados al reloj y a los sentimientos, esto puede ser difícil de aceptar. Muchas veces, queremos respuestas inmediatas, soluciones rápidas y direcciones claras. Pero Dios, en Su sabiduría, nos libra de la carga de conocer el tiempo exacto de Sus planes, porque sabe cuánto eso podría desanimarnos o incluso paralizarnos. En vez de eso, Él nos llama a andar por fe, no por vista. A confiar, incluso sin entender.

Pero hay algo que podemos hacer hoy, ahora mismo: entregarnos completamente a la obediencia a Su poderosa Ley. Este es el primer y más decisivo paso para que el plan de Dios comience a revelarse. Muchos dentro de las iglesias viven confundidos, inseguros, sin claridad sobre lo que Dios quiere de ellos — y la razón, muchas veces, es simple: están esperando dirección sin someterse a la voluntad que Dios ya ha revelado. La verdad es que la voluntad de Dios no está oculta — está registrada en los mandamientos entregados por Sus profetas y confirmados por Jesús.

Si deseas luz, dirección, paz y propósito, comienza por la obediencia. Obedece lo que Dios ya ha dejado claro. Cuando esta decisión se tome de corazón, la luz vendrá. El cielo se abrirá sobre tu vida. Comenzarás a entender los caminos de Dios, a reconocer Sus señales y a caminar con seguridad. La bendición, el rescate y la salvación vendrán como resultado de un alma que decidió, finalmente, obedecer de verdad. -Adaptado de Lettie B. Cowman. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Padre amado, te alabo porque tu tiempo es perfecto. Aun cuando no entiendo tus caminos, puedo confiar en que todo está bajo tu control. Ayúdame a no correr adelante, ni quedarme parado por miedo, sino a andar en fe, esperando con paciencia la revelación de tus planes.

Señor, reconozco que muchas veces he vivido en confusión por no obedecer lo que ya me has revelado. Pero hoy, con humildad, decido dar el primer paso: obedecer tu poderosa Ley, ser fiel a tus santos mandamientos y rechazar cualquier camino que no te agrade. Que esta entrega traiga luz sobre mis pasos y claridad sobre mi propósito.

Oh, Santísimo Dios, te adoro y te alabo porque tu fidelidad nunca falla. Tu Hijo amado es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es como el amanecer que rompe las tinieblas, revelando el camino correcto para los que te obedecen. Tus mandamientos son como lámparas encendidas en el desierto, guiando cada paso hasta tu presencia salvadora. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.



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