Devocional Diario: Porque yo sé los planes que tengo para ustedes, dice el...

“Porque yo sé los planes que tengo para ustedes, dice el Señor. Son planes de bien, y no de mal, para darles el futuro por el cual anhelan” (Jeremías 29:11).

Nunca te quejes de las circunstancias que Dios ha permitido en tu vida. No murmures por tu nacimiento, tu familia, tu trabajo o las dificultades que enfrentas. Dios, con Su perfecta sabiduría, no comete errores. Él conoce lo que necesitas mucho mejor que tú mismo. Cuando pensamos que haríamos más si estuviéramos en otro lugar o en otra situación, en realidad estamos cuestionando el plan perfecto del Creador. En vez de eso, debemos ajustar el alma, alinear el corazón y aceptar con fe la voluntad de Dios, decidiendo hacer la obra que Él nos confió en el lugar exacto donde estamos.

La verdad es que el problema no está en la situación, sino en nuestra obediencia. Muchos no conocen el camino que Dios ha trazado para sus vidas simplemente porque aún no han decidido obedecer Su poderosa Ley. Dios no revela Sus planes a quienes viven al margen de la obediencia. Él reserva dirección, claridad y revelación para quienes lo buscan de todo corazón, decididos a vivir según los mandamientos entregados por los profetas del Antiguo Testamento y confirmados por Jesús en los evangelios. Ese es el punto de partida: la obediencia.

Si deseas conocer el propósito de Dios para tu vida, no esperes señales ni experiencias místicas. Comienza obedeciendo los maravillosos mandamientos de Dios —todos ellos— así como Jesús y Sus apóstoles obedecían. La luz vendrá. El camino se abrirá. Y la paz de estar en el centro de la voluntad de Dios llenará tu corazón. La revelación comienza cuando comienza la obediencia. -Adaptado de Horace Bushnell. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Padre fiel, hoy reconozco que mis quejas fueron fruto de mi falta de comprensión de Tu soberanía. Perdóname por cada vez que murmuré o cuestioné Tus elecciones para mí. Enséñame a confiar en Tu plan, incluso cuando no lo entiendo por completo.

Señor, dame un corazón obediente. Quiero andar según Tu poderosa Ley, guardando todos Tus maravillosos mandamientos, así como Tu amado Hijo y Sus apóstoles lo hicieron. Sé que Tu dirección solo es revelada a quienes Te toman en serio. Y eso es lo que deseo: vivir para agradarte con sinceridad y fidelidad.

Oh, Santísimo Dios, te adoro y te alabo por ser un Padre sabio y justo, que nunca se equivoca en el camino que elige para Sus hijos. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es como un mapa celestial, trazado con amor, que conduce el alma sincera al propósito eterno. Tus mandamientos son como peldaños de luz, que elevan el corazón obediente hasta el centro de Tu voluntad. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.



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