Devocional Diario: "¿Quién es como el Señor nuestro Dios, que habita en las alturas...

"¿Quién es como el Señor nuestro Dios, que habita en las alturas y se inclina para ver lo que está en los cielos y en la tierra?" (Salmos 113:5-6).

Desde la creación, fue deseo del Señor que el ser humano reflejara Su imagen, no solo en apariencia, sino en esencia. Fuimos creados para que la santidad, la justicia y la bondad de nuestro Dios brillaran intensamente en nuestro interior. El plan era que la luz divina desbordara en nuestro entendimiento, nuestra voluntad y nuestros afectos — y que todo esto también fuera visible en nuestra conducta diaria. La vida del hombre, aquí en la tierra, fue ideada para reflejar la de los ángeles, que viven para obedecer perfectamente la voluntad del Padre.

Este plan glorioso aún puede ser vivido por aquellos que se someten a los majestuosos mandamientos de Dios. Cuando nos volvemos hacia la Ley que el Padre entregó a los profetas del Antiguo Testamento y a Jesús, somos transformados por ella. Esta Ley poderosa purifica nuestra mente, moldea nuestras acciones y reordena nuestros deseos. Nos llama de vuelta al propósito original: ser vasos que exhalen amor divino, pureza y poder, en todo lo que pensamos, sentimos y hacemos.

Elige hoy vivir de manera digna de la imagen que Dios puso en ti. El Padre bendice y envía a los obedientes al Hijo para perdón y salvación. No rechaces los brillantes mandamientos del Altísimo — son ellos los que nos conducen de regreso al plan celestial. Obedecer nos trae bendiciones, liberación y salvación — y nos hace andar como los ángeles, haciendo con alegría la perfecta voluntad de nuestro Dios. -Adaptado de Johann Arndt. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Padre eterno, ¡qué privilegio es saber que fui creado a Tu imagen! Que esta verdad me impulse a vivir de manera santa, justa y llena de bondad.

Moldea mi corazón por medio de Tu espléndida Ley. Que Tus extraordinarios mandamientos llenen mis pensamientos, gobiernen mis acciones e iluminen cada paso de mi camino.

Oh, Señor amado, te agradezco por llamarme de vuelta a Tu plan original. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es como un espejo puro que revela Tu deseo para mi vida. Tus mandamientos son como notas de una canción celestial que me enseña a vivir como Tus ángeles. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.



Compartir