Devocional Diario: "Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto,...

"Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, bajando del Padre de las luces, en quien no hay cambio ni sombra de variación" (Santiago 1:17).

Toda la belleza que vemos esparcida por la creación — en los campos, en los cielos, en las personas y en los gestos de bondad — son solo reflejos de las perfecciones del Padre. Cada rayo de luz, cada trazo de hermosura, es una pequeña chispa de la Luz inagotable que habita en lo alto. Si nuestros ojos espirituales están despiertos, aprenderemos a amar esas expresiones de belleza no por ellas mismas, sino como escaleras que nos conducen al Autor de toda luz, el eterno Padre.

Para vivir así, nuestros ojos deben ser moldeados por la deslumbrante Ley de Dios. Los magníficos mandamientos entregados a los profetas del Antiguo Testamento y a Jesús nos enseñan a ver con claridad lo que el mundo ya no percibe. La Ley nos muestra el patrón perfecto que viene de Dios, y al obedecerla, aprendemos a imitar ese patrón en nuestra vida diaria. Cada decisión, cada reacción, cada acción, pasa a ser un intento sincero de reflejar la luz de nuestro Creador.

Sube, día tras día, por los rayos de luz que vienen de Él. El Padre bendice y envía a los obedientes al Hijo para perdón y salvación. Que los extraordinarios mandamientos del Señor sean como espejos que reflejan la gloria del Padre en tu caminar. Obedecer nos trae bendiciones, liberación y salvación — y nos eleva, paso a paso, hacia la verdadera Luz. -Adaptado de John Smith. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Padre, enséñame a ver Tu mano en cada rayo de belleza esparcido por el mundo. Que nada de la creación robe de Ti la gloria que Te pertenece.

Guía mi vida con Tus magníficos mandamientos. Que Tu gloriosa Ley me moldee a Tu imagen y me haga subir, cada día, hacia Tu luz eterna.

Oh, Señor amado, Te agradezco porque todo lo que es bello y verdadero viene de Ti. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es como un haz de luz que señala el camino al cielo. Tus mandamientos son como espejos puros que me ayudan a reflejar quién eres Tú. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.



Compartir