
La situación de los gentiles es mucho más seria de lo que los líderes enseñan. El foco de Jesús nunca fueron los de afuera, sino aquellos que pertenecen a Su pueblo: Israel. Su contacto con los gentiles fue mínimo, y negar esto es rechazar los hechos claramente descritos en los evangelios. La enseñanza común en las iglesias sugiere que Dios está ansioso por salvar a los gentiles, hasta el punto de no exigirles que obedezcan Sus leyes reveladas por Sus profetas del Antiguo Testamento. Esta enseñanza es totalmente falsa, y Jesús nunca enseñó tal cosa. Lo que Jesús enseñó es que es el Padre quien nos envía al Hijo. Y el Padre solo envía a quienes siguen las mismas leyes dadas a la nación que Él separó para Sí con un pacto perpetuo. Dios no envía a desobedientes declarados a Su Hijo. | “He revelado tu nombre a los hombres que del mundo me diste. Eran tuyos, y tú los diste a mí; y ellos han obedecido tu palabra [el Antiguo Testamento].” Juan 17:6.
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