
En la región donde Jesús vivía, había millones de gentiles de diversas partes del mundo. Si Él hubiera venido para crear una religión para los gentiles, no le habrían faltado candidatos. Sin embargo, Jesús nunca se dirigió a ellos, ni los invitó a seguirlo, ya que dejó claro que vino solo para enseñar y ser el sacrificio perfecto para Su nación, Israel. El gentil que busca la salvación en Jesús debe seguir las mismas leyes que el Señor entregó a la nación que Él separó para Sí con un pacto eterno. El Padre ve la fe y el coraje de ese gentil, incluso ante los desafíos. Él derrama Su amor sobre él, lo une a Israel y lo conduce al Hijo para perdón y salvación. Ese es el plan de salvación que tiene sentido porque es verdadero. | El gentil que se una al Señor, para servirle, siendo de este modo su siervo... y que se mantenga firme en mi pacto, también lo llevaré a mi santo monte. (Isaías 56:6-7)
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