
Dios creó miles de millones de seres humanos y puede crear billones más, si así lo desea. La idea de que Él está enamorado de todos y que sufre cuando ignoran Sus leyes para seguir sus propios deseos es una fantasía sin fundamento en los profetas y en las palabras de Cristo. El libre albedrío que Dios dio a todos los seres racionales incluye la elección de obedecer o no a Sus leyes, entregadas a los profetas del Antiguo Testamento y a Jesús en los Evangelios. La elección es individual y determina el destino final de cada alma, y el Señor acepta sin problemas lo que cada uno decide. La realidad es que ningún gentil subirá sin buscar seguir las mismas leyes entregadas a Israel, leyes que el propio Jesús y Sus apóstoles seguían. No sigas a la mayoría porque son muchos. Obedece mientras estás vivo. | “Tú ordenaste Tus mandamientos, para que los cumplamos al pie de la letra.” Salmos 119:4
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