Devocional Diario: Porque el templo de Dios es santo, y ustedes son ese templo...

“Porque el templo de Dios es santo, y ustedes son ese templo” (1 Corintios 3:17).

Dentro de cada uno de nosotros, Dios desea establecer Su templo — un lugar sagrado donde Él es adorado en espíritu y en verdad. No es un espacio físico, sino un espacio interior, donde ocurre la verdadera adoración: un corazón rendido, fiel y consagrado. Cuando te arraigas profundamente en esa adoración interior, algo poderoso sucede. Tu vida comienza a trascender las limitaciones del tiempo y del espacio. Empiezas a vivir para Dios, con Dios y en Dios, en cada pensamiento, decisión y actitud.

Pero este tipo de vida solo se vuelve posible cuando Dios tiene todo tu corazón. Cuando decides, con firmeza y sinceridad, obedecer la luz y el espíritu de Dios que habita dentro de ti, y cuando tu deseo más profundo es ser fiel a todos los mandamientos del Señor, incluso frente a críticas, rechazos y oposición — entonces tu existencia se transforma en una alabanza constante. Cada acto de fidelidad, cada elección de obediencia, se convierte en una canción silenciosa que sube al cielo.

Este es el paso más importante en la vida de cualquier ser humano: dedicarse de todo corazón a las instrucciones que el Creador nos ha dado — Su poderosa Ley, revelada por los profetas y confirmada por Jesús. No es una opción entre muchas. Es el camino. Es la respuesta. Es la única manera de hacer de la vida un verdadero templo, donde Dios habita, guía, purifica y salva. -Adaptado de William Law. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Padre Santo, te agradezco por desear habitar en mí, no como visitante, sino como Señor. Que tu templo dentro de mi corazón sea un lugar limpio, rendido y siempre lleno de verdadera adoración. Quiero buscarte no con palabras vacías, sino con una vida que te honre en espíritu y en verdad.

Señor, toma mi corazón por completo. Que mi obediencia a tu poderosa Ley no dependa de las circunstancias ni de la aprobación de los demás, sino que sea fruto de mi amor sincero por Ti. Enséñame a vivir en fidelidad a cada uno de tus santos mandamientos, y que toda mi vida se transforme en alabanza a tu nombre.

Oh, Santísimo Dios, te adoro y te alabo por desear hacer de mí tu templo vivo. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es como fuego sagrado que consume todo lo impuro y transforma el alma en morada santa. Tus mandamientos son como incienso continuo, subiendo del corazón obediente como adoración viva y agradable a Ti. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.



Compartir