Devocional Diario: "Guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida..."

"Guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida" (Proverbios 4:23).

La vigilancia es una de las grandes claves para mantener vivo el amor de Dios en nuestro corazón. Estamos rodeados de tentaciones en todo momento — sean visibles o sutiles, pequeñas o abrumadoras. Si no estamos atentos a los pecados que más fácilmente nos envuelven, a las trampas preparadas para nuestros pies y a la astucia persistente del enemigo, terminaremos cayendo. Y una caída espiritual trae consigo culpa, oscuridad y una distancia temporal de la dulce comunión con el Señor.

Por eso necesitamos caminar firmemente apoyados en los extraordinarios mandamientos de Dios. La Ley que el Padre entregó a los profetas del Antiguo Testamento y a Jesús nos enseña a estar siempre alerta. Ella revela las trampas ocultas y nos fortalece contra los ataques del enemigo. Obedecer la poderosa Ley del Señor nos protege, nos despierta y preserva el fuego del amor divino encendido dentro de nosotros, incluso en tiempos de prueba.

No camines distraído. El Padre bendice y envía a los obedientes al Hijo para perdón y salvación. Que los brillantes mandamientos del Altísimo sean tu muralla de protección, tu luz en las tinieblas y tu alarma silenciosa contra toda trampa del mal. Obedecer nos trae bendiciones, liberación y salvación — y nos mantiene cerca del corazón de Dios. -Adaptado de J.C. Philpot. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Señor vigilante, despierta mi corazón para que no me duerma ante el peligro. Que mis ojos estén siempre abiertos y mi espíritu siempre atento a las trampas del enemigo.

Enséñame a amar Tu Ley y a obedecerla con celo. Que Tus magníficos mandamientos sean mi alarma contra el pecado, mi torre contra el mal y mi guía en las horas de oscuridad.

Oh, mi Dios, te agradezco porque me llamas a vigilar para no caer. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es como una centinela que nunca duerme. Tus mandamientos son como murallas que me rodean y me guardan con fidelidad. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.



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