La Ley de Dios: Devocional Diario: Le respondió: Mi presencia irá contigo, y te daré...

“Le respondió: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso” (Éxodo 33:14).

¿Cómo podemos realmente descansar en Dios? La respuesta está en la entrega total. Mientras ofrezcamos solo partes de nuestro corazón, siempre habrá inquietud dentro de nosotros. Aquella parte que retengamos — por miedo, orgullo o desconfianza — continuará siendo una fuente silenciosa de agitación. Pero cuando nos rendimos por completo, sin reservas, comenzamos a experimentar un descanso profundo, aquel que solo el Señor puede dar. Muchos hombres y mujeres fieles a lo largo de la historia experimentaron ese descanso incluso en medio del dolor, la soledad o cargas pesadas. Y todo lo que Dios fue para ellos, Él desea ser para ti también.

Ese descanso viene cuando entregamos a Dios no solo palabras o intenciones, sino nuestra vida práctica: con disciplina, con conciencia limpia y con un compromiso verdadero de obedecer Su poderosa Ley. Es en ese lugar de fidelidad donde el alma respira alivio. La paz de Dios comienza a ocupar cada espacio antes dominado por la ansiedad. No se trata de perfección, sino de sinceridad y decisión. Obedecer los mandamientos del Señor no es una carga — es la llave que abre la puerta del verdadero descanso.

Desafortunadamente, muchos continúan sufriendo innecesariamente porque se niegan a usar esta llave tan simple. Buscan soluciones en todos los lugares, menos en la obediencia. Pero la verdad es clara: el alma solo encuentra descanso cuando camina en el centro de la voluntad de Dios. Y esa voluntad ya ha sido revelada — en las Escrituras, a través de los profetas y del propio Jesús. Quien decide obedecer, descubre un descanso que el mundo jamás podrá ofrecer. -Adaptado de Jean Nicolas Grou. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Querido Dios, Te agradezco porque en Ti existe un descanso real, profundo y accesible a todos los que eligen confiar por completo. Durante tanto tiempo, intenté descansar parcialmente, entregando solo partes de mi corazón, pero siempre había una inquietud escondida. Ahora entiendo que solo cuando me rindo por entero — sin miedo, sin reservas — puedo experimentar la paz que viene de Ti.

Mi Padre, hoy Te pido que me ayudes a entregarte no solo palabras o intenciones, sino toda mi vida — con disciplina, sinceridad y un compromiso firme de obedecer Tu poderosa Ley. No quiero más buscar alivio donde no existe, ni vivir guiado por mis propios caminos. Muéstrame, día tras día, cómo andar en el centro de Tu voluntad, pues sé que es allí donde el alma encuentra descanso verdadero. Que Tu paz ocupe cada espacio dentro de mí, sustituyendo la ansiedad por la confianza y el miedo por la esperanza.

Oh, Santísimo Dios, Te adoro y Te alabo porque ofreces descanso a todos los que deciden vivir para Ti con fidelidad. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es como un lecho de aguas tranquilas, donde mi alma cansada reposa en seguridad. Tus mandamientos son como alas suaves que me levantan por encima de las tribulaciones, conduciéndome al refugio de Tu amor. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.



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