"Pero vosotros sois la generación escogida, el pueblo adquirido" (1 Pedro 2:9).
Dios está llamando a un pueblo especial dentro del pueblo ya llamado, un grupo selecto de la iglesia para ser Su novia, preparado para Su venida. Mira a Gedeón: cuando él tocó la trompeta, más de treinta mil vinieron, pero necesitaban ser escogidos. Primero, la prueba del valor redujo a diez mil; luego, la prueba de la prudencia y determinación dejó solo trescientos. Con este pequeño grupo, Dios dio la victoria sobre los madianitas. Hoy, el Señor hace lo mismo, eligiendo a los que se destacan para vivir con el Padre y el Hijo por toda la eternidad.
Este grupo selecto no sigue la ola de desobediencia que vemos en las iglesias. Mientras muchos ignoran los mandamientos de Dios, estos pocos nadan contra la corriente, viviendo de forma diferente, determinados a honrar al Señor. Son los que muestran valor y prudencia, listos para llevar el estandarte de Dios, confiando en Su poder para vencer, así como Gedeón.
¿Quieres estar entre estos escogidos, morando con el Señor? Entonces comienza hoy a amar a Dios de verdad, probándolo con obediencia a Su santa Ley. No se trata de seguir a la multitud, sino de separarse para Él, viviendo fielmente Sus órdenes. Decide ahora, alinéate a la voluntad de Dios, y prepárate para ser parte de ese pueblo especial que Él está llamando. -Adaptado de A. B. Simpson. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.
Ora conmigo: Querido Dios, confieso que, muchas veces, me falta el valor y la determinación para destacarme y vivir plenamente para Ti. Reconozco que quieres elegirme entre los pocos que honran Tu nombre, y te pido que me ayudes a ser parte de ese grupo, listo para vivir Contigo y Tu Hijo por toda la eternidad.
Mi Padre, hoy te pido que me des valor y prudencia para nadar contra la corriente de desobediencia que veo a mi alrededor, viviendo de forma diferente, determinado a llevar Tu estandarte con fidelidad. Enséñame a no seguir la ola de la iglesia que ignora Tus mandamientos, sino a separarme para Ti, confiando en Tu poder para vencer, como Gedeón confió. Te pido que me guíes a honrarte con una vida alineada a Tu voluntad, para que sea contado entre los escogidos que Te sirven de corazón.
Oh, Santísimo Dios, te adoro y te alabo por llamar a un pueblo especial, prometiendo victoria y eternidad a los que se destacan en obediencia, viviendo fielmente para Ti contra todas las tendencias populares. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es la prueba que refina mi determinación. Tus mandamientos son banderas que levanto con valor, una alabanza de separación que resuena en mi alma. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.