
Una de las frases más ofensivas que los defensores de la falsa doctrina del “favor inmerecido” les gusta usar es que la persona puede obedecer los mandamientos de Dios, siempre y cuando no sea para la salvación. Como si obedecer Su Ley fuera un regalito que están ofreciendo a Dios. Algo extra, un bono. No se dan cuenta de que Dios es un fuego consumidor y que Su ira caerá sobre todos aquellos que hacen poco caso de Su Ley. Jesús nunca enseñó esta blasfemia ni autorizó a nadie, dentro o fuera de la Biblia, a enseñarla. La salvación es individual. Ningún gentil subirá sin buscar seguir las mismas leyes entregadas a Israel, leyes que el propio Jesús y Sus apóstoles seguían. No sigas a la mayoría porque son muchos. | “¡Ay! Pueblo mío, los que te guían te engañan y destruyen el camino de tus veredas.” Isaías 3:12
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