
La base de la relación con Dios siempre ha sido la obediencia a sus leyes. Orar, ayunar y leer la Biblia tienen su valor, pero son inútiles si la persona no busca, ante todo, obedecer con todas sus fuerzas cada una de las santas leyes que Dios nos dio a través de los profetas en el Antiguo Testamento y de Jesús en los Evangelios. El acceso al Trono de Dios permanece bloqueado mientras el alma vive en desobediencia abierta. Sin embargo, cuando el individuo decide obedecer a toda la Ley de Dios, cueste lo que cueste, gana acceso al Todopoderoso, que lo guiará y lo enviará a Jesús para el perdón y la salvación. No sigas a la mayoría solo porque son muchos. Obedece mientras estás vivo. | “Tú ordenaste tus mandamientos, para que los cumplamos al pie de la letra.” Salmos 119:4
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