
Es imposible santificarse sin obedecer a Dios. La palabra “santificación” es una de las que tienen gran impacto en la iglesia, al igual que amor, fe y adoración. Sin embargo, solo porque la palabra tiene peso, no significa que solo usarla nos acerque a Dios. El tipo de santificación que muchas iglesias enseñan ignora los claros mandamientos de Dios, entregados por los profetas del Antiguo Testamento y por Jesús, y, por lo tanto, no tiene valor práctico, quedando solo en el discurso. Quien realmente desea santificarse y tener una relación íntima con Dios debe primero buscar obedecer rigurosamente a todas sus leyes. Solo cuando esto se haga, el Señor lo guiará en el verdadero camino de la santificación. | “Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la palabra de Dios [Antiguo Testamento] y la practican.” Lucas 8:21
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