“Me hace descansar en verdes prados, me guía mansamente a aguas tranquilas” (Salmos 23:2).
¿Qué significa ser guiado por el Señor? No se trata de una vida sin problemas, sino de una confianza tan profunda en Dios que, incluso en los momentos más difíciles, sabes que Él está en control. Esa confianza no surge de la nada — proviene de una fe habitual, construida día tras día, a través de la adoración y la entrega total a Él. Cuando decides vivir así, el Señor, aunque invisible, se vuelve real en cada detalle de tu vida. Él te guía por un camino seguro, aunque sea difícil, aunque haya sombras oscuras a lo largo del trayecto. Y, ¿sabes qué es lo más increíble? Él promete estar contigo en cada paso, hasta llevarte a casa, al descanso eterno.
Tal vez estés pasando por pruebas que te dejen agotado, por miedos que opriman tu corazón, por tristezas que nadie ve, o por cargas que ni siquiera los más cercanos imaginan. Pero aquí está la buena noticia: Dios es suficiente para todo esto. Él es el Pastor que nunca falla. Si eres sumiso y manso, Él te guiará con Sus ojos gentiles y Su voz suave. Pero si eres terco o rebelde, Él usará el cayado y la vara para traerte de vuelta al camino correcto. De una manera u otra, Él te llevará al descanso que prometió. Y el secreto para experimentar esa dirección constante de Dios, sin importar lo que estés enfrentando, está en vivir una vida de adoración y confianza, sabiendo que Él es mayor que cualquier dificultad.
Y aquí está el punto que no puedes ignorar: la dirección de Dios está garantizada para aquellos que deciden, con firmeza, obedecer a Su poderosa Ley. No sirve de nada querer la paz de los verdes prados o la seguridad de las aguas tranquilas si no estás dispuesto a vivir como Dios manda. Cuando tomas esa decisión — y estoy hablando de una decisión seria, sin medias tintas — la presencia del Señor se vuelve constante en tu vida, independientemente de lo que esté sucediendo a tu alrededor. No importa si el día es de sol o de tormenta, si estás enfrentando soledad o sufrimiento, Dios te guiará, te sostendrá y, al final, te llevará a casa. Así que, deja de resistirte y comienza a obedecer. Así es como experimentarás la dirección y el cuidado del Padre en cada momento de tu viaje. -Adaptado de H. E. Manning. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.
Ora conmigo: Querido Dios, es verdad que a menudo me encuentro buscando una vida sin problemas, pensando que ser guiado por Ti significa ausencia de dificultades, cuando, en realidad, lo que me ofreces es una confianza tan profunda que me hace descansar en Ti, incluso en los momentos más oscuros. Confieso que, muchas veces, mi fe vacila, y trato de encontrar seguridad en cosas visibles, en lugar de construir una fe habitual, día tras día.
Mi Padre, hoy Te pido que me enseñes a vivir una vida de total confianza en Ti, para que pueda experimentar Tu dirección constante, sin importar lo que enfrente — pruebas que me agotan, miedos que oprimen mi corazón, tristezas ocultas o cargas invisibles. Te pido que me des un corazón manso y sumiso, para que pueda escuchar Tu voz suave y seguir Tus ojos gentiles. Sobre todo, ayúdame a obedecer a Tu poderosa Ley, con firmeza y sin medias tintas, para que pueda vivir bajo Tu cuidado y encontrar la paz de los verdes prados y la seguridad de las aguas tranquilas.
Oh, Dios Santísimo, Te adoro y Te alabo por ser el Pastor que nunca falla, por prometer estar conmigo en cada paso, sosteniéndome en días de sol o tormenta, guiándome a través de la soledad y el sufrimiento, hasta llevarme a casa, a Tu descanso eterno. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es la brújula que guía mi viaje, una luz serena que disipa las tinieblas. Tus mandamientos son cuerdas de amor que me sostienen firme, una canción de paz que acuna mi alma. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.