La Ley de Dios: Devocional Diario: Y he aquí que vengo pronto, y mi recompensa está...

“Y he aquí que vengo pronto, y mi recompensa está conmigo para dar a cada uno según sus obras” (Apocalipsis 22:12).

Nuestra recompensa no viene solo por lo que hacemos, sino también por las cargas que llevamos con fe. ¡Imaginen el honor increíble reservado para quien enfrenta las dificultades con valentía! Todos nosotros, que elegimos obedecer los mandamientos que Dios nos dio a través de sus profetas y de su Hijo, enfrentamos oposición. Y miren, ¡Dios está viendo todo! Frecuentemente los obstáculos vienen de donde menos esperamos – amigos, familia – pero Él no pierde nada de vista. Cada carga que soportamos por el amor que tenemos por Dios y por Su poderosa Ley, es como una semilla plantada en el jardín de Su reino.

Amigos, al enfrentar los desafíos de la vida, recuerden: nuestras luchas tienen valor. Dios ve cada esfuerzo, cada instante en que no te rindes, y Él guarda eso en el corazón. En Su tiempo perfecto, esas pruebas se convertirán en victorias que brillarán para siempre. Así que, ¡no se desanimen! Su perseverancia está construyendo algo eterno, una alegría que nadie puede quitar.

Hermanos amados, mantengan la fe bien firme, la obediencia que nunca cede, ¡y el ánimo bien alto! Dios está moldeando un futuro glorioso para ustedes a través de cada paso dado con confianza. Él no solo ve sus batallas, sino que las transforma en tesoros en el cielo. Aguanten firme, ¡porque lo que viene por delante es mucho mayor que cualquier dificultad de hoy! -Adaptado de Andrew Bonar. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.

Ora conmigo: Querido Dios, me maravillo con la promesa de que nuestra recompensa no viene solo por lo que hacemos, sino también por las cargas que llevo con fe, por amor a Ti y a Tu poderosa Ley. Confieso que, a veces, me siento desanimado ante las dificultades, especialmente cuando la oposición viene de donde menos espero, como amigos o familia, pero sé que nada escapa a Tus ojos.

Mi Padre, hoy Te pido que me des fuerza para enfrentar los desafíos de la vida, recordando que mis luchas tienen valor y que mi perseverancia está construyendo algo eterno bajo Tu mirada atenta. Enséñame a no desanimarme, sino a obedecer Tus mandamientos, revelados por Tus profetas y Tu Hijo, con un corazón firme, confiando que en Tu tiempo perfecto esas pruebas se convertirán en victorias brillantes. Te pido que me guíes a llevar cada carga con ánimo, para que mi fe nunca ceda ante las tormentas.

Oh, Santísimo Dios, Te adoro y Te alabo por transformar mis batallas en tesoros en el cielo, prometiendo un futuro glorioso a los que permanecen fieles y obedientes a Tu voluntad. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es la semilla de mi recompensa. Tus mandamientos son la fuerza de mi perseverancia. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.



Compartir