"Confía en el Señor de todo corazón y no te apoyes en tu propia prudencia; reconoce al Señor en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas" (Proverbios 3:5-6).
Queridos, reflexionen conmigo sobre esta verdad: Dios, en su infinita sabiduría, ha trazado un camino único para cada uno de nosotros. Él eligió el tiempo, el lugar y las circunstancias de nuestro nacimiento. Cuando aceptamos esto con humildad, alegría y obediencia a sus leyes, nos conectamos con su propósito. La verdadera felicidad viene de servirle con el corazón abierto.
Presten atención, amigos, a este secreto: nuestra alegría crece cuando servimos a Dios fielmente. Las tareas diarias, hechas con amor y confianza en su provisión, adquieren un nuevo sentido. Nuestro Padre nos equipa para cada llamado y se alegra con nuestro contentamiento. Entonces, no compliquen: confíen en Él y vivan lo que Él ha puesto en sus manos hoy.
Hermanos amados, cuidado de no desviarse del plan de Dios por terquedad. Él ya nos ha mostrado el camino, pero muchos resisten obedecer. ¡No se pierdan en eso! Sigan la voluntad clara del Creador, y Él los guiará con amor. Es simple, liberador y trae paz. ¡Fueron hechos para brillar en su voluntad! -Adaptado de John Ruskin. Hasta mañana, si el Señor nos lo permite.
Ora conmigo: Querido Dios, hoy reflexiono con asombro en Tu infinita sabiduría, que ha trazado un camino único para mí, eligiendo el tiempo, el lugar y las circunstancias de mi nacimiento con un propósito perfecto que solo Tú conoces. Confieso que, a veces, enfrento esto con resistencia, en lugar de humildad y alegría, pero ahora veo que la verdadera felicidad viene de servirte con el corazón abierto. Te pido que me ayudes a aceptar Tu plan con obediencia a Tus leyes, conectándome a Tu propósito eterno.
Mi Padre, hoy Te pido que me enseñes el secreto de encontrar alegría en vivir lo que has puesto en mis manos, sabiendo que Tú me equipas para cada llamado y Te alegras con mi contentamiento. Te pido que me guíes a no complicar, sino a confiar en Ti plenamente, para que mi vida refleje Tu voluntad con simplicidad y paz.
Oh, Santísimo Dios, Te adoro y Te alabo por guiarme con amor cuando sigo Tu clara voluntad, prometiendo paz y propósito a los que obedecen y brillan en Tu perfecto plan. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es el puente sobre las aguas turbulentas de este mundo. Tus mandamientos son un llamado a la alegría. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.