La Ley de Dios: Devocional Diario: El Señor es mi pastor; nada me faltará (Salmos 23...

“El Señor es mi pastor; nada me faltará” (Salmos 23:1).

“El Señor es mi pastor.” ¡Qué verdad tan poderosa, mi amigo! El Dios del cielo y de la tierra, el Creador que sostiene el universo como si fuera un grano, es tu pastor. Él te guarda y cuida de ti como un pastor hace con sus ovejas. Si realmente crees en esto, el miedo y la preocupación no tendrán más lugar en tu corazón. Con un Pastor así, ¿cómo podría faltar algo bueno en tu vida?

Pero entiende: Él no es el pastor de todos — solo de aquellos que pertenecen a Su rebaño. Las ovejas del Señor conocen Su voz y siguen Sus órdenes. Escuchar a Dios no es solo oír; es obedecer lo que Él ha revelado por medio de los profetas y de Jesús. Solo los obedientes reciben Su cuidado constante.

Entonces, afírmate en esto hoy. Obedece la voz de tu Pastor, vive según Su Palabra, y verás que nada te faltará. El Señor te guía, te protege y te suple con Su amor eterno. -Adaptado de H. W. Smith. Hasta mañana, si el Señor nos permite.

Ora conmigo: Querido Dios, hoy me postro ante la verdad poderosa de que Tú, el Creador que sostiene el universo como un grano, eres mi Pastor, cuidando de mí con un amor que aleja todo miedo y preocupación de mi corazón. Confieso que, a veces, dudo de ese cuidado, dejando que el temor robe mi paz, pero ahora veo que, Contigo como mi Pastor, nada bueno me faltará.

Mi Padre, hoy Te pido que me des oídos atentos para conocer Tu voz y un corazón dispuesto a obedecer lo que has revelado por medio de los profetas y de Jesús, pues sé que solo las ovejas de Tu rebaño reciben Tu cuidado constante. Enséñame que escucharte no es solo oír, sino seguir Tu Palabra con fidelidad, para que sea contado entre los Tuyos. Pido que me guíes a vivir según Tus órdenes, afirmándome en Tu amor que nunca falla.

Oh, Santísimo Dios, Te adoro y Te alabo por ser mi Pastor, prometiendo guiar, proteger y suplir con Tu amor eterno a aquellos que obedecen Tu voluntad. Tu amado Hijo es mi eterno Príncipe y Salvador. Tu poderosa Ley es la voz que me llama. Tus hermosos mandamientos son el camino de Tu paz. Oro en el precioso nombre de Jesús, amén.



Compartir